Idolatría y Salvación

Introducción:

Quienes somos padres tenemos la costumbre de advertir a nuestros hijos. Cuando nos enteramos de algún mal que otro niño ha padecido, por una causa evitable, decimos a nuestros hijos “viste, eso sirve para que tu aprendas y no cometas el mismo error”.

Nuestro santo Padre también realiza advertencias como estas, podemos ver una claramente en 1 Corintios 10:1-12. Es con estos versículos en mente con los que debemos leer los versos de nuestra predicación en el día de hoy, los cuales están en Éxodo  32:30-35.

Contexto de  Éxodo 32:

Israel ha sido esclavizado por faraón. Han pasado muchos años y se ha olvidado lo que José hizo por el pueblo Egipcio, ahora los Israelitas han venido a ser simples sirvientes de faraón y de todo su reino. Pero Dios levanta a Moisés, un israelita que ha sido criado en la casa de faraón. Luego de matar a un egipcio, por ver como este efectuaba un brutal castigo en contra de un israelita, Moisés escapa al desierto y desde ese lugar es llamado por Dios, será el instrumento que Dios usara como líder del pueblo israelita para enfrentar a faraón, para dar libertad a los israelitas y para guiarlos a una nueva tierra.

En su peregrinar llegan a Sinaí y es allí donde Dios da las leyes a Moisés para que sean seguidas por el pueblo. Luego Moisés sube, por orden de Jehová, nuevamente a este monte para recibir órdenes en cuanto al tabernáculo, el lugar donde Dios tendría comunión con su pueblo. Al terminar Dios advierte a Moisés sobre lo que está ocurriendo abajo del monte, en el campamento de Israel.

Es aquí que comienza el capitulo 32, el texto nos muestra cuatro temas que están interrelacionados y son: I) El pecado del Pueblo y de Aarón, II) La Santidad de Dios, III) La insuficiencia de Moisés y IV) Una Noticia Espectacular.

I.El pecado del Pueblo y de Aarón:

Cinco veces aparece la palabra o el concepto de pecado en este trozo de lectura, Vemos que Moisés lo llama “gran pecado”. ¿Qué es pecado? Es no pensar, ni hacer conforme a lo que Dios ha dicho que debemos pensar y hacer.

¿Cuál había sido el gran pecado del pueblo?, Podemos ver dos énfasis en el pecado del pueblo y luego el pecado de Aarón:

Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

 Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.

Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;  y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.

Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová.

Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse.

(Éxodo 32:1-6)

 

  • Desobediencia a la palabra de Dios:

Dios había hablado de forma clara, sin embargo el pueblo decidió desobedecer. La excusa del pueblo fue la tardanza de Moisés, y parece ser válido. “Quizás Moisés murió, se ha tardado mucho, 40 días, para nosotros ya  es demasiado”. El pueblo estuvo en incertidumbre durante 40 días, por lo tanto decidieron olvidarse del pacto que habían sellado con sangre. La excusa no es para nada valida, la palabra de Dios es inamovible y traería bendición al obedecerla. Dios no dijo: “bueno, si no vuelve Moisés hagan un dios a su manera y esto queda nulo”. Sin embargo el pueblo había decidido meter sus manos donde no debía meterlas.

Este pueblo había visto el poder de Dios en las 10 plagas, habían atravesado el mar rojo, habían sido alimentados desde cielo con el mana, con aves y su sed había sido satisfecha con agua  de Dios, además una nube les cubría  de día y de noche una columna de fuego les guiaba, era Dios al cuidado de su pueblo. “Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos…” (Ex 20:18) Sin embargo el temor había pasado, se habían acostumbrado a ver todo esto, su asombro por las cosas de Dios había dejado de funcionar, sus ojos ahora no miraban hacia arriba y sus oídos estaban cerrados. ¡Simplemente querían dejarse llevar por sus deseos!

La espera es una de las pruebas más grandes por las cuales atraviesan los cristianos, esperar en Dios no es fácil, pero si nuestros ojos están puestos en las cosas terrenales y nuestros oídos están oyendo banalidades; la espera será un martirio. Renacen así nuestros deseos y nuestros sentimientos dominan nuestra razón. Cuando apartamos los ojos de la cruz; el evangelio, comenzamos a aburrirnos de la espera en Dios, nuestra confianza en Él es nula y empezamos a usar nuestras manos para hacer conforme a los dictámenes de nuestro corazón dejando la palabra de Dios pasa en un plano inferior.

Siempre que Dios hace algo maravilloso su palabra es puesta en un lugar central, aquí que Dios haría algo maravilloso al dar sus mandatos al pueblo, también lo vemos en Nehemías 8 cuando la palabra es expuesta viene un avivamiento en todo el pueblo, en Hechos 2 vemos la palabra como luz iluminando a los 3000 nuevos creyentes, la reforma de Martin Lutero fue guiada por un volver a las escrituras. Es así que hoy en día las escrituras; mandatos de Dios, son la luz que necesitamos para mantenernos mirando a Cristo y sirviendo como Él lo desea. Es solo a través de la palabra que hay salvación. Si nuestras vista sale de la escritura, nuestra vida será miserable y poco a poco nuestro razonamiento será como el del mundo.

21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,

23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,

25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

(Romanos 1:21-25)

Esta advertencia es clara:

Jamás te apartes de la palabra de Dios que ha sido revelada de forma escrita en tu Biblia, es allí donde debe meditar tu corazón, debe estar atada a tu cuello, debes estar empapado de ella, pues solo ella te mostrara más y más tu realidad, tu necesidad, Dios a través de la cruz. Si desprecias la palabra de Dios terminaras sirviendo a cualquier otra cosa, menos a Dios, tu orgullo y soberbia crecerá como una bola de nieve que en cualquier momento será quebrantada. Con este acto el pueblo estaba rompiendo los cuatro primeros mandamientos y veamos cómo fue profundizando su maldad.

  • Prefirieron un dios a su medida:

Luego de olvidar la palabra de Dios el pueblo pide a Aarón, el sacerdote, unos dioses (algunas versiones dicen un dios). La petición es clara, “haznos dioses que vayan (un dios que vaya)  delante de nosotros”, ellos querían ídolos hechos de manos humanas que pudieran ser fácilmente manipulables, que tuvieran ojos mas no vieran sus maldades, que tuvieran boca mas no criticaran sus maldades, que tuvieran manos mas no castigara sus maldades…querían tener un dios que estuviera sirviendo a ellos, con permisividad total ante sus deseos oscuros. Eso de que “nos guie”, es una falsa piedad, en realidad están diciendo “para que dictemos nuestro camino, el que decidamos tomar”. Mientras Moisés recibía los mandatos de Dios, el pueblo estaba contradiciéndolos. El problema del pueblo radicaba en su corazón, este dios es una muestra clara de cómo Egipto seguía siendo señor en sus corazones. Su cuerpo, su familia, sus amigos, su casa y sus posesiones estaban en los pies del Sinaí, lejos de Egipto, sin embargo su corazón y razonamiento, sus afectos más profundos aun estaba en Egipto.

Podemos estar aquí domingo a domingo, orar día a día, evangelizar, cantar los himnos, leer la Biblia, leer miles de libros de autores reformados, llorar por nuestro pecado a mares, pero nuestro corazón puede que aun este en Egipto. Aun podemos ser esclavos del pecado, siervos de faraón, es por lo mismo que necesitamos un cambio no de ambiente, de costumbres, ni de nuestra moral, de lo exterior. Necesitamos un cambio interior, un corazón nuevo de carne.

¿Estás cansado de vivir igual, de caer cada vez más profundo en los mismos pecados, de leer libros y ver vidas de grandes hombres de Dios e impactarte de ello, pero seguir siendo el mismo? Necesitas a Cristo…necesitamos a Cristo….¡solo Cristo puede hacer ese cambio, profundo, necesitamos morir y volver a nacer, tener una nueva vida! ¡Necesitas a Cristo!

¿Dónde está tu corazón?

Hicieron una imagen como la del dios Apis de los egipcios, un dios que ellos habían visto e incluso, de acuerdo a lo que se ve aquí, servían. Extrañaban a su becerro, extrañaban esos dioses visibles, pero muertos. Querían de vuelta la basura, querían seguir revolcándose en sus pecados. Y despreciaron al Señor.

19 Hicieron un becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición. 20 Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba. 21 Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grandezas en Egipto, 22 maravillas en la tierra de Cam, cosas formidables en el Mar Rojo.

(Salmos 106:19-22)

Cambiaron al Dios creador de todo, al soberano rey de reyes, por una simple imagen de una criatura, un becerro. Esto es apostasía pura y dura. Y el problema principal no era la imagen que ellos habían levantado, el problema es mucho más profundo; su corazón.

Es en nuestro corazón donde levantamos nuestros dioses, conocida es la frase de Juan Calvino diciendo: “Por ahí se puede ver la naturaleza del hombre, no es otra cosa que un perpetuo taller para fabricar ídolos…. El entendimiento humano, como está lleno de soberbia y temeridad, se atreve a imaginar a Dios conforme a su capacidad; pero como es torpe y lleno de ignorancia, en lugar de Dios concibe vanidad y puros fantasmas…”

Advertencia segunda:

El resultado de apartarnos de la palabra de Dios es que quitamos los ojos de Cristo y empezamos a adorar a nuestros ídolos. Estos ídolos toman el lugar de Dios pudiendo ser cualquier cosa, incluso cosas tan cotidianas que ni siquiera te has dado cuenta que idolatras. Actuamos como un israelita al venir al culto participar,  mientras que  tu corazón está sirviendo a los dioses de Egipto.

¿Quién es tu dios? ¿Que ocupa ese lugar hoy en tu corazón? ¿Esposo?, ¿hijos?, ¿trabajo?, ¿iglesia? ¿Tu belleza?, ¿Dinero?, ¿Reconocimiento del mundo?, ¿Amigos de afuera?, ¿Títulos?, ¿Bienestar?…

El ser humano está hecho, creado, para adorar. El ser humano siempre adora a alguien o a algo. Tiene en su ADN el sentido de asombro, una inclinación ante las cosas superiores o desconocidas. El punto entonces es:  ¿a quién estas adorando?. La escritura nos llama a adorar a quién nos creo, el único digno de suprema y total adoración, Todo lo que respira alabe a Jehová (Salmos 150). Hacer lo contrario es idolatría.

  • Aarón, líder religioso:

El ps. John Macarthur dice: “Cuando la gente quiera un becerro de oro, siempre aparecerá alguien que se lo fabrique”.

En este horrendo caso fue Aarón. Ellos no se lo pidieron a Moisés, si no que fueron donde ellos sabían que podían conseguir fácilmente un visto bueno para sus pecados. El pueblo quería disfrazar su pecado con un bonito traje de piedad y Aarón estuvo dispuesto a hacer este traje a la medida.

De este hombre tenemos mucho que aprender. Es la primera vez que el pueblo queda a su “cuidado” y sin embargo, en la primera solicitud del pueblo él es doblegado. Es un hombre sin carácter, un hombre fácil de convencer, un hombre que teme a los hombres y no teme a Dios. El pueblo le pide un dios y él les hace un dios. Es como un tomador de pedidos en un restaurant satisfaciendo los deseos de sus clientes y mientras no molesten a su tranquilidad y confort el hará lo que el pueblo le pida. Lamentablemente muchos líderes religiosos de hoy son como Aarón, dan al pueblo lo que el pueblo desea, no están interesados en el bienestar de la iglesia, solo les interesa su bienestar, no perder su “estatus” de pastor y no entrar en conflicto con las personas.

Aarón complace el pecado del pueblo, es más, con sus propias manos crea a este ídolo, luego es presentado por todos, incluido Aarón, como el dios (dioses) que los había sacado de la tierra de Egipto, sabiendo ellos que estas primeras palabras las había transmitido Moisés al pueblo en los diez mandamientos Ex 20:2 “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto”. Ellos estaban diciendo: “este es nuestro Jehová”, es mas en el versículo 5  dice: “Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová”.

En las iglesias que se dicen cristianas vemos esta dualidad, por un lado se abre la Biblia, se entonan cánticos y se elevan oraciones y por otro vemos como todo gira en torno al hombre, a sus deseos, a sus mandatos, a su mejoría financiera y los líderes de estas iglesias consienten las aberraciones. Diciendo que todo es para honrar a Dios.

Sin embargo, y a pesar de tener apariencia de piedad, vemos que el Señor Jesucristo es muy claro y también explícito al decir:

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

(Mateo 7:21-23)

Muchos dirán aquel día en tu nombre hacíamos esto o aquello, señor, señor, por favor…”.Jesucristo, quien tiene toda autoridad, les dirá: “Nunca os conocí, apartaos de mi, hacedores de maldad”.

Este actuar irresponsable del pueblo y de Aarón es visto por Dios. El Señor del universo está mirando absolutamente todos nuestros actos, estamos desnudos ante él.

II.La santidad de Dios:

¿Contra quién habían pecado los israelitas? ¡Contra Dios!.

Ellos se habían burlado de Dios. Él había sido amoroso, los había sacado de la tierra Egipto  con mano fuerte sin condición previa cuando estaban perdidos y sin esperanza. Les había dado sus mandatos para que pudieran vivir en armonía con Él y ahora estaba dando instrucciones a Moisés acerca del lugar en el cual él iba a morar con ellos. Dios deseaba tener una relación cercana con su pueblo, pero este pueblo, de dura cerviz rompió el pacto y se puso a adorar a un animal de oro.

Piensa por un momento ¿de dónde te saco el Señor?, ¿de dónde te libro el Señor?…Él ha sido bueno e incondicional, pero nosotros hemos sido infieles, nos hemos hecho ídolos y hemos fornicado con nuestros becerros de oro. Hermanos necesitamos de su perdón, hemos roto el pacto.

Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto se ha corrompido.

Pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.

Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo de dura cerviz.

Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré una nación grande.                                                                                                                   (Éxodo 32:7-10)

Dios es santo y justo, no pasara por inocente al culpable. Quien haya transgredido su ley, quien haya roto sus mandatos esta en abierta desobediencia y recibirá el castigo correspondiente.

-Adán y Eva desobedecieron y en consecuencia fueron desterrados del paraíso.

-Caín, por asesinar a Abel, fue errante  e infructífero por toda su vida.

-No solo con el acto de pecar, también con los deseos del corazón, Dios toma el pecado en serio.

Sodoma y Gomorra fueron reducidas a cenizas, debido a su promiscuidad sexual. Eran ciudades con muchos recursos, sin embargo eran ciudades que desobedecían a Dios y por lo mismo fueron quemadas. Todos los habitantes de la tierra, a excepción de Noé y su familia, fueron ahogados por Dios debido a su pecado.

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.   

(Génesis 6:5).

Hermanos Dios no ve el pecado como algo sin importancia ¡No!…Dios repudia el pecado y también en el nuevo testamento.

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.                                                                                         (Romanos 1:18).

Cuando rechazamos los mandatos de Dios las consecuencias son horrendas, las consecuencias son terribles. Dios ha dado su ley a los hombres, Dios ha presentado sus mandatos y los hombres día a día le rechazan, sumando así castigo para el día del castigo.

Hoy en día el hombre ha redefinido todo y ha dejado de lado la ley de Dios por ejemplo ya no hay asesinato de bebes, ahora se le llama interrupción del embarazo en tres causales, sin embargo en las tres casuales se está asesinando un inocente. Dios aborrece las “manos derramadoras de sangre inocente” Proverbios 6:17. Ya no hay sodomía, ahora se le llama amor en diversidad de géneros. Ya no hay robos, estafas ni abusos, ahora se le llaman estrategias de negocio.

Hermano y amigo, no  importa lo que dice el gobierno de turno, los noticieros, las estadísticas mayoritarias. No importa lo que dice la ONU…Si todo eso va en contra de la palabra de Dios, aunque sea legal, debe ser rechazado.

Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. (Lucas 12:5).

El pueblo había perdido el temor a Jehová, habían pecado y en respuesta, totalmente justa, Dios desea consumir al pueblo, eliminarlo de una sola vez.

III.La insuficiencia de Moisés:

Hasta este momento no hemos hablado de Moisés. Al oír la terrible noticia y también al ver la corrupción con sus propios ojos, Moisés toma distintas medidas. Veamos que ocurre con Moisés y cómo reacciona ante el pecado del pueblo

Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte?

¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.

Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.

Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.

(Ex 32:1-14)

Moisés honro al Señor con esta oración, en dos formas:

  • Nuestras oraciones deben estar centradas en la gloria y honra de Dios: Es tu pueblo, tú lo sacaste de la tierra de Egipto, es tu testimonio el que será cuestionado si los eliminas ahora.
  • Nuestras oraciones deben estar basadas en su palabra, en sus promesas: Hiciste promesas a Abraham, Isaac e Israel diciendo qué les darías una descendencia numerosa y los pondrías en una tierra donde habitar. Señor; juraste por tu nombre.

Dios escucha los motivos de Moisés y dice el texto que se arrepiente,  no de hacer pagar al pueblo, sino que de la forma en que lo haría.

Esta oración logra que el pueblo no sea eliminado en ese momento y de forma abrupta, pero no logra quitar el decreto de Dios que es una cosa inamovible: ¡quien cometa pecado ha de morir!.  Este pueblo moriría, no de inmediato debido a la oración de Moisés, pero si al tiempo de Dios.

Moisés baja del monte y se encuentra con la corrupción  cara a cara.

Una cosa era lo que Jehová le había dicho, otra era verlo con sus propios ojos. Las tablas de la ley, escritas con la mano de Dios en piedra, son quebradas por Moisés en señal de que el pueblo ha roto el pacto y estas tablas ya no son necesarias. Han quebrantado toda la ley y son culpables, merecedores del castigo de Dios. Imagina que estas recién casado y en la noche de boda te encuentras a tu esposa siendo infiel. El contrato de matrimonio esta hecho pedazos, ya no es necesario conservar el papel, no sirve de nada. Este pueblo infiel había adulterado y el pacto escrito con la misma mano de Dios había sido roto.

Moisés no se encuentra solo con un becerro de oro, sino que con animales que han sido sacrificados, sangre por todos lados, además de grupos de seres humanos cometiendo perversidades sexuales de forma totalmente descontrolada en honor a un falso ”jehová”.

Aarón demuestra su carácter infantil, su mediocridad y su poca hombría al culpar al pueblo y dice: No se enoje mi señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal. Tome el oro que me dieron lo eche en fuego y salió este  becerro”. Fue algo así como; La providencia lo quiso así Moisés, no seas grave”.

El pueblo es aun más indolente e insensible ante el pecado, pues Moisés pregunta: “¿Quien este del lado de Jehová?, que venga a mi lado”. Pero solo los hijos de la tribu de Leví se reunieron con Moisés. Todos los demás siguieron con sus orgias, con sus ídolos, con su embriaguez… Si oyes hoy su voz, no endurezcas tú corazón. No ignores la voz de Dios. No seas como este pueblo. Ven como lo hicieron los Levitas, arrepentidos, tomando un lugar en el ejército de Dios. Dios incluso en ese momento presenta oportunidad para arrepentimiento, pero el pueblo aun así prefirió seguir con sus pecados.

Moisés derrama juicio:

Pide a los hijos de Leví que tomen su espada y que maten a todos quienes han pecado impenitentemente, sean amigos, vecinos e incluso familiares cercanos. Debían morir, Pues Dios así lo quería. Son tres mil personas las que mueren.

Moisés no fue extremista, ni legalista;  fue sabio. Es así como debe ser tratado el pecado. Dios ha dicho, desde siempre, quien pecare contra mi morirá. El hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina. (Proverbios 29:1).

Y llegamos así a nuestro texto base…

30 Y aconteció que al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Vosotros habéis cometido un gran pecado, pero yo subiré ahora a Jehová; quizá le aplacaré acerca de vuestro pecado.

31 Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,

32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.

 

33 Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.

34 Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.

35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.

(Éx 32:30-35)

El corazón de Moisés amando al pueblo pastoral.

Hasta aquí hay una palabra que ha sonado una y otra vez, esta es la palabra PECADO. El pueblo ha hecho un gran pecado. Y vemos el corazón de Moisés al descubierto. El desea salvar a la parte del pueblo que ha quedado viva. El desea ir a Dios y ver la posibilidad de que esta porción del pueblo sea perdonada.

Estas palabras son muy similares a las dichas por el Apóstol Pablo;

Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo,

que tengo gran tristeza y continúo dolor en mi corazón.

Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne…” (Romanos 9:1-3)

Moisés amaba a este pueblo, pues quizás él fue muchas veces un opresor junto a los egipcios, quizás humillo a más de un Israelita cuando vivió en los palacios de Faraón. Además había estado junto a ellos y sabia que eran un pueblo infiel y necesitado, sin embargo Moisés deseaba que ellos permanecieran con vida y pudieran madurar aprendiendo a vivir sabiamente y con fe en Dios. Moisés iría donde Dios y le haría una propuesta, por amor pastoral al pueblo, que quizás Dios aceptaría y así dejaría a este pueblo con vida, sin castigo.

Moisés dice que iría a Dios para ver “si podría aplacar su ira”. Esa palabra “aplacar” es importante, algunas versiones dice “expiar”, es decir “cubrir o tapar el mal”. Moisés no solo quería que la ira de Dios se cubriera, tampoco quería que Dios quite su enojo solamente. Moisés quería que el pueblo fuera restaurado en su relación con Dios, pero él sabía que debería existir alguien que recibiera el castigo de Dios, un sustituto, y estaba dispuesto a ser el receptor de la ira de Dios con el fin de que el pueblo fuera restaurado y perdonado.

El conocimiento de Moisés.

La historia del pueblo de Dios tiene esta marca; sacrificio de un inocente, para que el culpable quede libre, lo vemos en el Antiguo Testamento.

-Cuando Adán y Eva pecaron, Dios los cubrió ¿con que? Con piel de un animal inocente, es decir. Murió un inocente para que los culpables fueran cubiertos.

-Cuando Abraham, fue a obedecer el mandato de Dios de sacrificar a su hijo, pero en el momento preciso en el que este niño sería  sacrificado, Dios le dice que no es necesario, pues vio su fidelidad. Dios proveyó un cordero inocente para ser sacrificado  en sustitución del tramposo Isaac.

-En la noche de pascua fue la sangre de un cordero limpio, puro sin mancha e inocente la que debía ser roseada con el fin de que el Ángel de la muerte no entrara en esas casas (A pesar de ser israelitas “étnicos” la sangre debía estar roseada como una marca, sobre sus habitaciones,  pues el juicio de Dios no discrimina a pecadores, a no ser que haya un sustituto).

-El día de Expiación se debía sacrificar un cordero inocente para que su sangre fuera derramada en lugar del pueblo pecador. Inocente por los culpables. Y otro cordero enviado solo al desierto para que muriera allí, ambos cargaban el pecado del sacerdote y del pueblo, ambos eran inocentes animales que morirían por culpables humanos.

El pueblo debía entender que ser perdonados por el santo Dios es algo muy costoso y doloroso.

31 Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro,

32 que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.                                                                                                                                                                                   (Éxodo 32:31-32)

Moisés quiere ser ese sustituto. Moisés está dispuesto a poner su vida, en rescate de muchos israelitas pecadores.

Moisés se presenta delante del Señor y le hace esta petición: ¡Destrúyeme  a  mí, mátame, pero sálvalos a ellos!

¿Por qué Moisés cree, con una muy buena intención, que él puede ser el sustituto?

Quizás dijo: Soy el escogido de Jehová, soy el único que ha estado en el monte y ha hablado directamente con El y además no he pecado con este ídolo. Sin embargo Dios responde de una forma lapidaria ante la oferta de Moisés:

33 Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.

34 Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.

35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón. (Éx 32:34-35)

La respuesta de Dios es un NO.

No Moisés. Esto es personal. Quien pecare contra mi será borrado de mi libro, quien vaya en contra de mi ley será quitado del libro de los vivientes. El aliento de su boca se ira de una vez. No podrá seguir disfrutando de la vida.

Moisés ni siquiera se podía salvar a sí mismo, pues olvidaba que había roto el mandamiento “no mataras” y que era un asesino. Los papeles de Moisés estaban sucios por desobedecer a una orden clara de Dios golpeando dos veces la  roca, cuando Dios había pedido solo hablar para que brotara agua. Olvidaba que era uno más dentro del montón de pecadores indignos de tener comunión con el santo Dios y rescatados solo por gracia.

Moisés, a pesar de su buen testimonio, buena determinación e intención, no servía, no calificaba, era insuficiente, no podía ser aceptado por Dios como sustituto. Imagínense el ejemplo a seguir, el hombre  más  manso de la tierra  (Levítico 12:3), quien tenía una fe gigante, pues había dejado todo placer de los palacios de  faraón por amor a Jehová (Hebreos 11:23-29), ese hombre, Moisés, es  insuficiente, no sirve.

Hermanos este pueblo idolatra había cometido un gran pecado y no había nada ni nadie que pudiera detener la ira de Dios. La muerte vendría en cualquier momento a destruirlos.

El fin de de una generación.

El pueblo termina sus días recibiendo el castigo de Dios. El pueblo que había llorado por años sufriendo en Egipto, quienes se habían maravillado con las obras de Dios en su favor, ese pueblo había sido cortado de la tierra. Dios nunca pasara por inocente al culpable.

Es un final muy triste, si bien el pueblo de Dios sigue con su vida en los capítulos que siguen, vemos graves consecuencias de su pecado, pero también vemos que efectivamente ninguno de estos israelitas puso un pie en la tierra prometida, a excepción de Josué y Caleb. El mismo Moisés, no entro a la tierra prometida, solo la vio desde lejos muriendo en soledad, pues dice la escritura que nadie sabe donde quedo su tumba. Dios actuó y castigo el pecado.

15 entre tanto que se dice:     Si oyereis hoy su voz,     No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés?

17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?

18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?

19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad

(Hebreros 3:15-19)

Tristemente es el fin de toda una generación, murmuradora, pecadora impenitente, idolatra, y llena de pecado.

El final del texto es muy triste, dice:

35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón. (Éxodo 32:35)

IV.Una noticia Espectacular.

Recapitulando hemos visto tres cosas:

El pecado que hace el ser humano ante un Dios santo ha de ser condenado y castigado por Dios. No existe forma de encontrar perdón, incluso el hombre más piadoso de la época no pudo. En consecuencia los Israelitas murieron castigados por haber hecho el becerro de oro.

¿Qué pasa con nosotros? ¿A caso no hemos pecado en contra de Dios? Hemos levantado nuestros propios becerros de oro en lugar de nuestro Dios. Los hemos disfrazado de piedad con el fin de seguir  con nuestros actos de forma “autorizada”.

Sí has oído hoy su voz no endurezcáis vuestro corazón. Estos hombres no entraron a la tierra prometida terrenal, pero ls nuestro es muy grave; ¡Tal vez nunca veas el paraíso celestial y vivas una eternidad de castigo!

No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.                 (Apocalipsis  21:27)

12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

15 Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.                                                                             (Apocalipsis 22:12-15)

 

Hermanos y amigos no hay nada que puedas hacer para librarte de la ira de Dios, nadie puede hacer algo por ti, pues has pecado…

…pero tengo una buena noticia y la debes escuchar con toda tu alma:

Existe un hombre que si fue aceptado por Dios como sustituto por pecadores, pues Él nunca cometió pecado, fue perfecto y cumplió toda la ley. Existe un hombre que recibió toda la ira de Dios y así pago una deuda que no le correspondía para liberar a quienes sí eran culpables. Existe un hombre que luego de morir resucito demostrando así que todo el que cree en Él vivirá también con Él eternamente.

Este hombre es el verdadero cordero, puro y sin mancha, quien derramo su sangre para qué tus pecados fueran perdonados. Este hombre hizo lo que no pudo hacer Moisés, pues fue aceptado por Dios y todos quienes en Él creen no perecerán jamás.  Este hombre ha traído un nuevo y mejor pacto, el cual no es necesario escribir en tablas, pues este hombre lo escribe en tú corazón y además es Él quien lo cumple por ti. Este hombre no deja los simples palacios terrenales de faraón, sino que deja su palacio y gloria celestial para venir a rescatarte. Este hombre es Jesús de  Nazaret, El hijo de Dios, el Señor de Señores, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El hijo de Dios enviado para redimir a los pecadores. La  verdadera propiciación por nuestros pecados. El perfecto salvador del pueblo pecador.

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.

Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.

Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.

11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.

12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

(Isaías 53)

¡Hermanos, amigos la advertencia mayor de lo que hoy vimos es que Dios toma el pecado con una seriedad total!

La cruz fue el lugar donde el cordero de Dios fue sacrificado, la ira de Dios fue derramada en su propio Hijo. Esta es la muestra más grande de amor y nos muestra la seriedad con que Dios toma el  pecado. En la cruz murió quien era justo para que tú fueras contado como justo,  en la cruz recibió el castigo, para que tú seas libre de todo castigo.  Y esto es algo glorioso, un nuevo pacto, de perdón eterno.

No esperes mas, cree en Cristo Jesús y serás salvo, cree en Cristo Jesús y la ira de Dios será aplacada. Arrepiéntete hoy de tus pecados, mañana será tarde.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.                                                                                                  (Juan 3:16-17)