Nehemías 5:1 - 5 (NVI) Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. Pues había quienes decían: "Si contamos a nuestros hijos y a nuestras hijas, ya somos muchos. Necesitamos conseguir trigo para subsistir." Otros se quejaban: "Por conseguir trigo para no morirnos de hambre, hemos hipotecado nuestros campos, viñedos y casas." Había también quienes se quejaban: "Tuvimos que empeñar nuestros campos y viñedos para conseguir dinero prestado y así pagar el tributo al rey. Y aunque nosotros y nuestros hermanos somos de la misma sangre, y nuestros hijos y los suyos son iguales, a nosotros nos ha tocado vender a nuestros hijos e hijas como esclavos. De hecho, hay hijas nuestras sirviendo como esclavas, y no podemos rescatarlas, puesto que nuestros campos y viñedos están en poder de otros."  

El Conflicto:

Semejante crisis en la condición de los judíos en Jerusalén fatigados por el trabajo arduo, molestados por las maquinaciones de enemigos inquietos, y sin realizar las visiones hermosas que la esperanza les había pintado de una felicidad pura en su regreso a la tierra de sus padres tendría que haber sido penosa para su fe y paciencia. Pero, además de estas opresiones provocativas, muchos empezaban a hundirse bajo un mal nuevo y más grave. Los pobres presentaban fuertes quejas contra los ricos de que se valían de las necesidades de ellos, y los molían bajo extorsiones usureras. Muchos de ellos, a causa de estas opresiones, habían sido llevados a tales medidas extremas, que tuvieron que hipotecar sus tierras y casas, para poder pagar los impuestos del gobierno persa, y finalmente, aun vender a sus hijos como esclavos para conseguir los medios de vida. La condición de los habitantes más pobres fue de veras deplorable; porque, además de las cosechas deficientes causadas por las grandes lluvias
Hageo 1:10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Hageo 1:11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos.
Ahora había la amenaza de escasez debido a que el enemigo tenía tal multitud encerrada en la ciudad, e impedía que los campesinos trajesen provisiones. Se habían dedicado por completo a la reconstrucción del muro de tal forma que habían descuidado hasta sus propios negocios e ingresos. Es probable que quienes realizaban este acto de opresión fueran los nobles tecoítas que se rehusaron a trabajar en el muro:
Nehemías 3:5 E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor.
No solamente no trabajaron, sino que obstruían el trabajo de los demás, nótese que el pueblo los identifica como a hermanos en el versículo uno. Es impresionante observar que era esperable que los enemigos oprimieran a Judá, que realizaran todos los intentos por detener la obra, tal cual se describe a lo largo del libro de Nehemías, en donde se observan al menos siete intentos de impedir el progreso de la obra de Dios.
  1. Nehemías 2:19 Sanbalat, Tobías y Gesem se burlan de Nehemías
  2. Nehemías 4:1 – 3 Sanbalat y Tobías de vuelven a burlar de Nehemías
  3. Nehemías 4: 7 -23 El enemigo amenazó con un ataque militar
  4. Nehemías 6:1 – 4 Sanbalat y Gesem intentarán sacar a Nehemías de Jerusalén a Ono.
  5. Nehemías 6:5 – 9 Sanbalat amenaza a Nehemías con acusaciones falsas
  6. Nehemías 6:10 – 14 A Semaías, Noadías y otros se les paga para profetizar falsamente y así desacreditar a Nehemías
  7. Nehemías 6: 17 – 19 Tobías escribe cartas para asustar a Nehemías
Es lógico y predecible que exista persecución y aflicción por parte del mundo, de nuestros enemigos, de Satanás, las Escrituras nos muestran esto de diversas formas:
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Efesios 6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 2Corintios 2:11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones. 1 Tesalonicenses 2:2 pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.
Pero la oposición interna muchas veces no es esperable, sin embargo la Biblia nos muestra conflictos internos durante toda su narración:
  • Adán y Eva
  • Caín y Abel
  • Noé y su hijo Cam
  • Abraham y Lot
  • José y sus Hermanos
  • Moisés y los israelitas duros de cerviz
  • Josue y Caleb versus los de poco ánimo a la hora de la conquista
  • David y Saúl
  • David y Absalón
  • Jesús y sus Discípulos
  • Pablo y Demas
Surge entonces otro obstáculo a parte de los enemigos externos, nuestros propios conflictos internos. El pueblo se sentía fatigado con un trabajo duro, agotado (recordemos cómo eran las condiciones de dicho trabajo), acosados por el enemigo, pobres y careciendo de las cosas necesarias para la vida, sin dinero para los tributos y tomando prestado para pagarlos, y trabajando en las murallas de la ciudad en lugar de conseguir alimento en el campo. Encima de todo esto llegaron quejas contra la terrible explotación y extorsión por parte de los judíos ricos que no estaban dispuestos a ayudar, sino que forzaban al pueblo a vender sus hogares y sus hijos, sin tener posibilidad de rescatarlos. Bajo condiciones normales, la ley ofrecía la esperanza de liberara a estos jóvenes por la remisión de deidad que tenía lugar cada siete años o en el año cincuenta del Jubileo, tal cual lo estipulaba la ley en Levítico 25. La costumbre de la redención permitía rescatar a la persona esclavizada en cualquier momento, pero la desesperada situación financiera de aquellos tiempos hacía parecer esto como algo imposible.

¿Qué nos enuncia la Biblia sobre nuestra actitud a nuestros hermanos?

1 Juan 2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 1 Juan 3:10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 1 Juan 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. 1 Juan 4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 1 Juan 4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

¿Quién es mi hermano?

Todo nacido de Nuevo. ¿Qué nos dice la Escritua sobre jacer tropezar a mi hermano?
Mateo 18:6 Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.
El Señor presenta la fe como la dependencia absoluta, sencilla y confiada de aquellos que no poseen recursos propios de qué valerse. Como los niños, no tienen ningún logro o realización en los cuales estar confiados. Los que hagan tropezar, pecar o causen mal alguno a los cristianos, serán juzgados por eso. Pero los hermanos creyentes no deben conducir a otros a caer en pecado, directa o indirectamente, sería mejor estar muerto.    

Entonces, ¿Cómo debemos actuar?

Romanos 14:13 Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
Romanos 14:19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Romanos 15:2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.
 

Reaccionando frente a los Conflictos:

Nehemías 5:6 – 11  Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder. Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras? También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora este gravamen. Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés.
El pecado de estos hermanos judíos provoca enojo en Nehemías, así como Dios se indigna con el pecado debiésemos indignarnos cuando hay pecado en medio de la congregación, teniendo en cuenta también la misericordia y el buen juicio. A pesar de esta situación, Nehemías no nubla sus juicios ni sus actos, sino que todo lo lleva a la meditación y a la prudencia:
Salmo 119:15 En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. Proverbios 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Aquí tenemos la excelente actitud de un buen líder y de un creyente, de un nacido de nuevo, meditar antes de actuar. Y esto no implica demorar en esta acción, sino llevarlo a la reflexión, ya que el asunto debía hacer atendido con prontitud. Luego de la meditación viene la reprensión, la cual es un sinónimo de bendición en su debido tiempo, actitud y lugar: Ahora los nobles y oficiales exigían un interés: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos?  El interés puede referirse a un rédito normal o puede significar una usura abusiva. Según la ley de Moisés, los judíos tenían prohibido tomar interés de sus hermanos por préstamos de dinero, alimento o cualquier cosa. Si se trataba de un indigente, debían considerarlo como un donativo. Si podían pagarlo más tarde, debía ser sin interés.
Levítico 25:36 No tomarás de él usura ni ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. Levítico 25:37 No le darás tu dinero a usura, ni tus víveres a ganancia.
En las naciones antiguas se conocían tasas de interés por préstamos superiores al 50%. Estas prácticas usureras eran un abuso de la desesperación de las personas, y hacían que fueran prácticamente imposible pagar la deuda, de modo que se consumían todos los activos de las familias y se reducía a los deudores a una esclavitud permanente. Posterior a refrendarles esta situación, Nehemías lleva a este grupo de opresores ante una asamblea (probablemente porque la primera represión personal no causo un efecto inmediato) enunciando estas cosas y recordando que habían rescatado a muchos hermanos de la esclavitud de las naciones:
Nehemías 5:8 y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
Nehemías denuncio con justa severidad la malvada conducta de vender a un hermano por prácticas de usura. Contrastó esto con su propia acción de redimir con su propio dinero a algunos de los exiliados judíos, que por deudas habían perdido su libertad en Babilonia. Nehemías los exhorta a dejar estas prácticas, para no ser vergüenza y burla entre los propios enemigos que los afligían:
Nehemías 5:9 Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras? Nehemías 5:10 -11 También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora este gravamen. Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés.
En el verso 10 podemos observar que nuevamente vuelve a dar ejemplo al dar préstamo, pero sin interés. Y en el verso 11 exige remédiales: Los culpables de la usura debían devolver las propiedades que habían confiscado a aquellos que no podían devolverles los préstamos así como devolver el interés que habían impuesto. Al igual que Zaqueo si deseaban tener su conciencia tranquilas y el perdón por sus pecados debían evidenciar su arrepentimiento con una demostración total, y esto era devolviendo lo que habían “robado”.  

Resumiendo este punto: ¿Cómo afrontamos los conflictos?

Primeramente meditamos en las escrituras, afrontamos la situación y buscamos soluciones, tal cual lo hizo Nehemías. ¿Cómo corregimos el pecado? Proverbios 16:6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal. Nehemías actuó bajo estos dos conceptos y el temor de Jehová se hizo evidente en aquellos que participaron de este pecado.  

Poniendo Fin o Aboliendo los Conflictos:

Nehemías 5:12 – 13 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto. Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.
Para poner fin a los conflictos debe existir restitución, perdón, consolación. La conciencia de los culpables se sintió herida por las palabras de Nehemías, y por temor, vergüenza y contrición se comprometieron a la condonación de sus préstamos y a restaurar las propiedades y los intereses, incluyendo la libración de sus esclavos. Esta cancelación de la deuda tuvo un efecto profundamente unificador entre ambos lados de la deuda. Estos procedimientos quedaron formalmente consumados comprometiéndose las personas con solemne juramento ante los sacerdotes (con los mismos como administradores) de que serían fieles a su compromiso. Además el rito de maldición de sacudir el vestido celebrado por Nehemías invoca a la ira de Dios sobre todo aquel que no cumpliera su compromiso de condonar las deudas. Observamos entonces que finalmente estos hermanos judíos escucharon la reprensión, lo cual trae beneficios a la vida espiritual:
Salmo 141:5 Que el justo me castigue, será un favor, Y que me reprenda será un excelente bálsamo Que no me herirá la cabeza; Pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquéllos. Proverbios 15:32 El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento. Proverbios 5 Proverbios 10:17 Camino a la vida es guardar la instrucción; Pero quien desecha la reprensión, yerra. Proverbios 12:1 El que ama la instrucción ama la sabiduría;   Mas el que aborrece la reprensión es ignorante. Proverbios 17:10 La reprensión aprovecha al entendido, Más que cien azotes al necio. Proverbios 27:5 Mejor es reprensión manifiesta Que amor oculto.
  ¿Estás dispuesto a ser reprendido cuando fuere necesario? ¿Estás dispuesto a ser moldeado por tus hermanos cuando haya pecado en tu vida? ¿Estás dispuesto a restituir cuando sea imperioso? ¿Estás dispuesto a pedir perdón? ¿Estás dispuesto a confesar tu pecado o esperaras a que la ruina acabe contigo? Por otro lado, ¿Estás dispuesto a exhortar en amor en misericordia y verdad? ¿A no ser un escarnecedor de tus hermanos sino un ejemplo de piedad? Finalmente podemos observar un proceso disciplinario dentro del pueblo, existe un pecado grave, visible e impenitente, en donde se exhorta probablemente en más de una ocasión a que los nobles y oficiales dejaran sus prácticas opresivas, sin embargo, no escucharon. Las admoniciones llegaron a oídos de Nehemías, quien en primera instancia los reprende personalmente, y luego expone el pecado ante una Asamblea, en donde finalmente los usureros se arrepienten y se disponen a retribuir el mal que habían cometido en bien hacia sus hermanos, mostrando frutos de arrepentimiento, esto provoca alegría y gozo en medio de la congregación, al igual como sucedió con el hijo prodigo que había vuelto, o como el pecador de 1 Corintios 5 el cual se arrepiente de su pecado, debemos gozarnos y alegrarnos en la restauración. Todo proceso disciplinario debe culminar con restauración y perdón: 2Corintios 2:5 – 8  Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él.  

Una aplicación de la Solución de Conflictos y la Santa Cena:

Aunque es verdad que la confesión constituye una acción en sí misma completa, cumplida en nombre de Cristo y practicada en la comunidad tantas veces como sea necesaria, sin embargo, tiene como objetivo especial preparar a la comunidad de los creyentes para participar en la santa cena. Reconciliados con Dios y con los hombres, los cristianos están en disposición de recibir el cuerpo y la sangre de Jesucristo. Jesús exige que nadie se acerque al altar sin estar reconciliado con sus hermanos. Esta exigencia, que es válida para la oración y el culto en general, urge con mayor razón para el sacramento. El día que precede a la santa cena, los miembros de la comunidad cristiana harán bien en reunirse para pedirse mutuamente perdón de los propios pecados. Si se rechaza este reencuentro con los hermanos es imposible acercarse a la mesa del Señor en las disposiciones espirituales necesarias. Para recibir juntos la gracia de Dios por medio del sacramento es necesario que los creyentes hayan destruido todo fermento de cólera, celos, maledicencia y hostilidad que haya entre ellos. Aunque pedir perdón a un hermano no significa que haya que hacer ahora una confesión, y Jesús formalmente no exige más, sin embargo la preparación para la santa cena podrá despertar en el creyente la necesidad de adquirir una certeza total sobre el perdón de ciertos pecados concretos que le angustian y le atormentan, y que sólo Dios conoce. En este caso, se nos recuerda que Dios nos ofrece la posibilidad de confesarnos con alguno de nuestros hermanos, y de recibir su absolución. La invitación a la confesión fraterna, hecha en nombre de Jesús, va dirigida por tanto a todos los que el pecado ha sumergido en una angustia y un desamparo particularmente graves, y que buscan la certeza del perdón. El poder de perdonar los pecados, que le valió a Jesús ser acusado de blasfemo, se manifiesta ahora en la comunidad cristiana por la presencia decisiva de su Señor. Cada uno puede, en nombre de Dios, Padre, Hijo y Espíritu santo, otorgar a su hermano el perdón de todos sus pecados, y se alegrarán los ángeles por el pecador arrepentido. De esta manera, el tiempo de preparación para la santa cena será un tiempo de exhortación, consolación y oración, lleno a la vez de angustia y de alegría. El día de la santa cena es un día de fiesta para la comunidad cristiana. Reconciliados plenamente con Dios y los hermanos, los creyentes reciben el don del cuerpo y de la sangre de Jesucristo, es decir, el perdón, la vida nueva y la bienaventuranza eterna. Sus relaciones con Dios y con los hombres quedan transformadas. La comunidad eucarística constituye el cumplimiento supremo de la comunidad cristiana. El vínculo que une a los fieles comulgantes permanecerá en la eternidad. La comunidad ha alcanzado su meta. El gozo de Cristo y su Iglesia es completo. La vida comunitaria de los cristianos bajo la autoridad de la palabra de Dios ha encontrado en el sacramento su plenitud.