Amándonos a conforme el evangelio
Texto Base: 1 de Pedro 1:22-25
Resumen de sermón pasado.
Sin duda en estos versículos sobresalen algunas palabras o frases de manera muy claras, estas dos son “amaos unos a otros” y “ la palabra del Señor permanece para siempre”.
¿Qué tiene que ver el amor fraternal con todo lo que Pedro ya ha dicho en el capitulo?, ¿Por qué terminar diciendo que la palabra del Señor permanece para siempre?
Es necesario realizar un resumen general del capítulo anterior para que podamos entender bien lo que Pedro ahora les manda a estos hermanos.
El capitulo 1 es sin duda alguna un llamado a la esperanza en medio del sufrimiento. Los hermanos del Asia menor sufrían persecución, estaban siendo tentados a conformarse al mundo debido a la presión del mundo, sin embargo Pedro les anima a no desesperar, a tener una esperanza gloriosa.
La esperanza del cristiano está fundada en la resurrección de Jesús, nuestro mayor temor, el enemigo invencible por nosotros, la muerte, fue vencido por Cristo, esta no pudo con Él. Y así hemos sido renacidos por Dios para una esperanza viva.
Esta esperanza es alimentada al aclarar que ahora, debido nuestro nuevo nacimiento, somos herederos de Dios, quien es nuestro Padre quien tiene una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable. Al igual que estos hermanos tenemos esta esperanza y no solo eso, también estamos siendo protegidos por el poder del mismo omnipotente Señor con el fin de llegar a los brazos de nuestro Padre en la gloria.
Nuestra vida también está siendo preparada para ese glorioso día, en pruebas dolorosas también, pero que no escapan de las manos del Señor. Es tan grande esta promesa que trae esperanza única a los hermanos que ha sido anunciada en el Antiguo Testamento por Cristo, quien cumplió con sus promesas en la cruz y quien ahora también resucito y ha dicho que volverá por su pueblo. Incluso los ángeles desean mirar como los pecadores han sido recogidos y lavados para encontrar refugio como hijos en las moradas celestiales.
Luego de mirar la ver la gran obra de salvación que Pedro ha expuesto a estos hermanos y de recordar las promesas del señor, en las cuales encuentran esperanza de vida eterna, Pedro pasa a mencionarles algunos mandatos que deben seguir quienes han sido renacidos. Estos son poner toda esperanza en la gracia que se les traerá cuando Cristo regrese. El segundo mandato es ser santos como Dios es santo y el tercer mandato es temer reverentemente a Dios pues el costo de su salvación fue la preciosa sangre de su hijo; Jesús. Deben temer al hecho de no tener a Dios como padre, pues fuera de Él no hay bien.
Y por ultimo encontramos el mandato de “amarse unos a otros”.
Pero como cada mandato que vimos, los cuales estaban sostenidos en otros pilares, por ejemplo para esperar por competo en la gracia que se nos traerá y así sed santos es necesario preparar los lomos del entendimiento con la palabra de Dios y así se puede vivir con dominio propio.
Así vemos que para amarse unos a otros es necesario poner dos soportes, que Pedro presenta claramente, en otras palabras si queremos amarnos unos a otros profundamente y de corazón puro, es necesario Obedecer a la palabra y Tened el nacimiento que viene del evangelio.
Estos dos soportes igual van unidos, son inseparables. Si no hemos nacido de nuevo, no podremos obedecer a la verdad, por lo tanto no podremos hacer nada de lo que Dios desea; principalmente amarle a través del amor a nuestros hermanos.
Es importante que miremos el mandato “amarse unos a otros”, debemos perseguir esa meta, ese santo objetivo, pero para hacerlo debemos tener firmes y claros los dos soportes mencionados por Pedro.
I-Tened el nacimiento que viene del evangelio.
23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Creo importante empezar por el soporte numero dos: Tened el nacimiento que viene del evangelio. Esto ya que si no hay nueva vida no hay obediencia. Este nacimiento es el que viene de la soberana voluntad y poder de Dios.
¿Qué es primero el creer o el nacer?
Es una pregunta de no difícil respuesta. Un muerto no puede creer, no puede oír, no puede hablar, no puede pensar etc. Por lo tanto el muerto necesita vivir, tener una nueva vida y así podrá obedecer.
Veamos dos ejemplos de esto:
- 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3
Necesitas tener una nueva vida para usar los sentidos, sobre todo en las cosas celestiales. Para creer al evangelio, es necesario nacer de nuevo primeramente. Si hemos creído, es porque Dios nos ha dado nueva vida
- 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: !!Lázaro, ven fuera!
44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Juan 11
Lázaro necesito la palabra de Cristo para poder levantarse. Si Lázaro obedeció a la orden de Cristo, fue porque con esa misma orden, la poderosa palabra, se le había regalado nueva vida.
El nuevo nacimiento es necesario, sin el no hay vida verdadera, pero ese nuevo nacimiento viene solamente por la voluntad de Dios y sobre los escogidos de Dios. Es por lo mismo que Pedro ha dicho que:
- 2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer
- 3 según su grande misericordia nos hizo renacer
- 14 como hijos obedientes
- 18 Sabiendo que fuisteis rescatados
- 1 y mediante el cual creéis en Dios
En resumen el nuevo nacimiento es una obra de Dios en la vida de hombres muertos. Es la obra de misericordia para con enemigos, haciéndolos ahora amigos. Es solamente así que ahora ellos pueden obedecer.
Esta obra viene solamente por el medio de la predicación del evangelio.
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Romanos 1
Debemos predicar la buena nueva en un mundo perdido. Es el evangelio, la palabra de Dios, la que da el nuevo nacimiento y con esto da el creer a hombres que no están interesados en creer. No debemos tratar de adornar el evangelio, pues cualquier adorno es una basura que lo ensuciará. No debemos quitar o sumar.
El evangelio es poder de Dios, es un mensaje poderoso para salvar. Es “el” medio decretado para que los pecadores alcancen vida nueva.
Por lo tanto, concluyo, todo cuanto hoy hacemos para el Señor es sin duda alguna debido a que Dios da un nuevo corazón, una nueva vida, y esta vida nueva viene de la palabra de Dios; el evangelio.
Simiente incorruptible
Al haber nacido de nuevo, Pedro les aclara a estos hermanos que ahora son resultado, no de la simiente terrenal, de esa simiente corrupta que perece y que viene de Adán. Ellos son nacidos de simiente incorruptible, imperecedera, una simiente que no cambia. Esta viene solo de la palabra de Dios, el evangelio de nuestro Señor Jesucristo el cual permanece para siempre.
Así como heredamos muchas cosas de nuestros padres terrenales, hemos heredado una nueva naturaleza de nuestro Padre celestial. En Dios nuestra herencia es incorruptible, nuestra fe no es corruptible, nuestro rescate no se corrompe y su palabra tampoco es corrompida. Por lo tanto esa simiente que viene del evangelio es eterna. El cielo y la tierra pasaran, pero su palabra no pasara. Por lo tanto haber sido renacidos de Él, a través de su palabra eterna, y así ser de su simiente, es algo indescriptible, algo incomunicable. Dios eterno es, gracias al evangelio, nuestro Padre. El nos ha hecho sus hijos para siempre.
Para dar sustento Pedro toma el Antiguo Testamento en Isaías 40:5-9
5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
7 La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.
8 Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: !!Ved aquí al Dios vuestro!
¿De dónde ha nacido el cristiano? De la simiente de Dios la cual viene solo a través del poderoso mensaje del evangelio.
II-Obedecer a la palabra
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu
Al escuchar el evangelio y ser renacidos existen cambios en este hombre, el principal es el deseo de obedecer a su Señor. Por lo tanto, al ser nuevas criaturas, de la simiente de Dios, podemos y debemos obedecer.
Veíamos que el hecho de obedecer a Dios es antecedido por la obra de Dios regenerando al individuo, sin regeneración no hay salvación, y esta viene solo de Dios atreves del evangelio.
Así es como pasamos al segundo soporte del mandato de “amarnos unos a otros”.
Esta purificación viene a ser la santificación en la cual vive el creyente. Es el hecho de obedecer lo que Dios ha ordenado, y así estar en su voluntad.
El nuevo nacimiento trae una nueva vida, pero también la nueva vida viene llena de capacidades nuevas.
Obedecer a Dios hoy es posible, y además al hacerlo nos purificamos a nosotros mismo. No nos salvamos, no nos extirpamos nuestras dolencias, pero si nos libramos, por la gracia de Dios y su poder, del pecado y podemos mortificar los deseos de nuestra carne.
Son una nueva creación, acondicionada para obedecer
Estos hermanos son ahora una nueva creación, por obra de Dios, ellos habían obedecido al evangelio, habían sido regenerados, acondicionados para dar uso a su cuerpo, no como ellos querían o de acuerdo a sus ideas, sino que ahora debían obedecer a Dios, pues, repito, están en condiciones de hacerlo y además al ver la gracia redentora, quedaron sin palabras. Solo les queda compartir la noticia de que el creador desea es un padre bueno, es quien sabe y puede satisfacer su hambre, su necesidad, pero más aun, quitar la terrible condenación e ira que vendría sobre ellos.
Quien obedece a la verdad del evangelio, con fe y arrepentimiento genuino, es ante Dios un nuevo hombre, es receptor, ya no de la ira de Dios, sino que del amor de Dios. Pero quien obedece, también entenderá que ese amor es tan grande que incluso su decisión de creer también fue regalada, es decir, ni siquiera en esa obra el tuvo algo por lo cual se pude gloriar.
En conclusión estos hermanos habían sido purificados por creer en el evangelio, pero al igual que Lázaro estos hermanos habían recibido una nueva vida la cual les dio la obediencia, la fe, el creer. Así podemos ver que la palabra de Dios es única. Es poderosa para levantar al peor de los pecadores y traerlo a Dios.
Lo mismo sucedió con nosotros, cuando escuchamos el evangelio y este nos quito las vendas de nuestros ojos fue una obra completa de: Nueva vida, arrepentimiento y fe en la obra de Cristo y además de esto se despertaron nuestras inclinaciones hacia Dios, hacia sus mandatos. Y Pedro aquí manda a que perseveremos en esos deseos, a que esa inclinación del amor sea engrandecida, sea nutrida en medio de la iglesia.
Tenemos entonces dos soportes conectados entre sí, uno es el nuevo nacimiento el cual nos hará obedecer a Dios, y en la obediencia, apartados de toda clase de mal, el segundo soporte entonces es obedecer al Señor, siendo así purificados. Sobre esta base entonces se debe amar, sobre un claro entendimiento de quiénes somos y que debemos hacer en respuesta a la obra de gracia.
Solo así se puede cumplir con el mandato cuarto, amarse unos a otros
22 b para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
Estos hermanos han recibido un nuevo nacimiento y este tiene nuevos deseos. Aquí Pedro menciona un área indispensable en la vida del creyente y esto es el amor hacia sus hermanos. El deseo de amar..
Hoy podemos entonces someter nuestra carne y sus deseos a la voluntad de Dios y a sus deseos. Y el mandato de Pedro es claro “ámense”.
Esta marca es recurrente en las escrituras y en el libro de Hechos 2:41- 47 vemos como se añaden a la Iglesia como tres mil donde tenían perseverancia en la doctrina, en las oraciones, partiendo del pan, hacían ofrendas, tenían comidas juntos en las casas con alegría y sencillez de corazón.
El Cristiano tiene una vida la cual lo impulsa, en sus deseos a amar a sus pares, sobre todo en el contexto de los hermanos que sufrían, con cuanto deseo debían ir a la congregación, pero esto, a pesar de ser parte de la vida cristiana nos cuesta y es por lo mismo que Pedro les manda a guardarse, a desgastarse, a perseguir ese amor fraterno.
¿Por qué Pedro insiste en esto?
Porque es un mandato de Cristo y Pedro lo había recibido de primera fuente, además es en donde toda la ley se cumple y donde se da testimonio vivo del poder de Dios, de su evangelio, siendo así el principal testimonio de la vida y obra de Cristo.
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Juan 13
Y porque está en armonía con las escrituras
- 12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, 1 Tesalonicenses
- 14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Gálatas 5
- 23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. 1 Juan
Es en lo que el creyente muestra su identidad al mundo. Con esto mostramos quien es nuestro Señor. Es en esto en lo que el creyente debe entregar su vida. Es esto lo que estamos llamados a hacer. Es por lo mismo que Pedro dice: Han sido purificados a través del evangelio para amar a la iglesia.
El creyente en Dios tendrá el deseo de amar a sus prójimos.
Hemos justificado a tal punto el mandato de amar a tu prójimo como a ti mismo que nos conformamos con saludarnos un domingo, mandarnos unos mensajitos por wasap, poner algún comentario en facebook y orar en ocasiones.
La iglesia de hoy no tiene sentido de dependencia, de dolor por el próximo. Al vivir así la iglesia se ve profundamente afectada. Todos vemos el problema en ocasiones, todos somos analistas de crisis, opinologos, o ingenieros del caos. Pero nos cuesta interiorizarnos, nos cuesta ser parte de la construcción, nos cuesta obedecer y así amar y trabajar en la solución.
Hermanos esta es la marca por excelencia del creyente, del discípulo, del santo de Dios. Es cierto que es difícil amar a otro pecador, sin embargo debemos soportarnos, perdonarnos y ser pacientes. No justifiquemos el pecado de no amar con la falta de tiempo, con la falta de dinero, con la falta de cualquier recurso. Tampoco usemos las excusas del mundo diciendo que los tiempos han cambiado y que el abrazo, la conversación, el reír y llorar juntos han sido reemplazados por las nuevas tecnologías. Los medios de comunicación son buenos, pero no son excusas para la comunión estrecha y para el amor entrañable. Tenemos el recurso primario, al Señor que es dueño de todo, por lo tanto hermano así como debes dejar de robar y de la forma en que debes de fornicar, así mismo, con ánimo y con fuerza debes ¡COMIENZA A AMAR A TU IGLESIA!
Sé que el Espíritu Santo de Dios inquieta a los creyentes, les muestra las escrituras, los hace reaccionar, pero el hecho de no obedecer a esto, de permanecer en esta actitud, es claramente muy peligroso y debo decir fuertemente que es una señal clara de incredulidad, hipocresía.
20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano
Si no hay amor ¿Qué es lo que si hay?
Sabes hermano, si no hay amor es porque si hay odio. No pienses en puntos medios, pues no los hay. Odiar es ser indiferente, odiar es sentirse superior, odiar es sentirse autosuficiente, odiar es ser orgulloso y soberbio, odiar es diabólico, odiar es asesinato, odiar es pecado. Odiar es no amar.
Si no estás amando a tu hermano, es porque estas odiando a tu hermano. Al que tienes al lado, a ese que debiste llamar, a ese que debiste visitar, invitar a tu hogar con hospitalidad, a ese que no debiste calumniar, ese del cual estuviste murmurando, ese del cual estuviste haciendo burla o simple y llanamente de ese hermano del cual ni siquiera pensaste, pues ni siquiera sabes que existe.
La fornicación, el adulterio, la pedofilia, la drogadicción, las violaciones, el robo, las mentiras, los celos y el no amar a tu hermano son pecados igualmente condenables y aborrecibles por Dios. ¿Es más santo el cristiano que no ama a su hermano en comparación al que ha caído en pecado sexual? ¡No!
Si Dios amo al mundo ¿qué tan terrible es amar a tu hermano?. Si Dios te amo a ti, sabiendo cómo eres, recogiéndote del mundo, del estiércol mismo, ¿qué tan complejo ha de ser amar a tu hermano con sus imperfecciones? Si Cristo dio su vida, su última gota de sangre salió de su cuerpo, sus manos, pies y costado fueron traspasados por ti ¿qué tan terrible es servir a tu hermano, es saludar con un abrazo de amor, es estar interesado en sus penas, en sus tristezas?, ¿qué tan terrible es servir una taza de café, limpiar el baño para su uso, orar en la soledad de nuestras habitaciones por ellos o simplemente asistir a la hora en el día del Señor a adorar juntos?
Oh hermanos recuerdo que crecí en una iglesia pobre, en un barrio pobre y las familias eran pobres, en la comuna de la granja, pero recuerdo hermano que en esa iglesia existía un verdadero capital, algo que era verdadera riqueza y esto es el amor de Cristo. En mi hogar habían hermanas visitando a mi madre constantemente o hermanos mirando un partido de fútbol o ayudando a mi padre a construir nuestra casa. Hermanos que venían y oraban, que lloraban con mi madre, que a pesar de todas sus imperfecciones se preferían. La doctrina de esta iglesia, no era perfecta, pero el corazón contrito y humillado estaba en muchos hermanos.
Pero hoy nos sucede que al venir a la doctrina correcta, nos mutilamos de las practicas también correctas, por miedo a fallar, por miedo a errar. Dejamos de levantar las manos en el culto, dejamos de gritar gloria a Dios, dejamos de llorar por la palabra y así dejamos de amarnos, sin darnos cuenta poco a poco hacemos fuerte a nuestra carne de forma sutil, pues perdemos de vista el amor de Cristo por nuestras vidas. Pero esto no está bien. Si tenemos la doctrina correcta, debemos tener la práctica correcta y esta crecerá poco a poco de forma natural.
Recordemos a la Iglesia de Éfeso, habían dejado su primer amor. Oigamos la reprensión a Éfeso y temblemos:
4Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor.
5 Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto á ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Apocalipsis 2:4-5
¿Dónde está esa iglesia reunida de la cual se puede decir que bueno y delicioso es estar juntos?
Apuntemos hermano, sin cansarnos hacia esto que Dios manda: ¡AMENSE!
El ejemplo de Cristo, y nuestra realidad.
1Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,
2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2
Si Cristo dejo el cielo, su gloria, su comodidad, sus alabanzas, sus riquezas, todo… ¿qué tan terrible es perder nuestra comodidad por el bien de los hijos de Dios, que tan complejo es ir a sus hogares, a sus poblaciones, a sus lugares de trabajo? Hermanos no se nos caerá la corona, pues no tenemos ninguna corona.
La sangre fue derramada por mí, es verdad, pero ahora debemos vivir para El a través de los hermanos. La preciosa sangre del hijo de Dios fue derramada por ellos, déjate de pensar en ti y piensa en ellos y de acuerdo al sacrificio que Cristo hizo, ¡tú también ahora ámalos como Cristo amo y ama la iglesia!
Nosotros
3 Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, O el hijo de hombre, para que lo estimes?
4 El hombre es semejante a la vanidad; Sus días son como la sombra que pasa.
Salmos 144
Hermano mirarte por favor por un momento NO ERES MEJOR QUE NADIE. Hemos creído a los susurros de Satán, del mundo, sin embargo no somos NADA en nosotros mismos. Los títulos, nuestras carreras, el dinero, cualquier logro, capacidades, aplausos, son muestras del amor y de la gloria de Dios a pesar de nosotros, sin embargo no son nuestras posesión y menos de nuestra autoría. Lo nuestro es el pecado, y de Dios es la alabanza. Por lo tanto mira a tu hermano como superior a ti, el está arriba tuyo, el ha de ser considerado como tu señor y tu como tu servidor, hermanos si Cristo, el Hijo de Dios, quien sostiene todas las cosas con su poder vino a este mundo oscuro y quiso lavar los asquerosos pies de sus discípulos ¿Qué nos queda a nosotros? ¡AMA A TU HERMANO!
¿Cómo debe ser este amor?
Para Dios el amor no es algo que nos pasa, algo que llega, algo que se inventa o una emoción. El amor es una acción consciente, es un deber de todo cristiano, es un santo mandato, no es solo algo que se tiene, sino que es algo que se entrega, se muestra y se comparte (1 De Corintios 13). Esto es lo que vemos en las palabras de Pedro. No existe un interés de Pedro en fabricar este amor o en que los hermanos hagan este amor de manera artificial, sino que es algo que está en quien ha nacido de nuevo y que debe ejercer con ánimo pronto.
Podemos hacer mil actividades, asados, partidos, etc…Pero si no hay un amor que viene de un corazón nuevo, nada funcionara. Existen iglesias enteras que viven con ese falso amor, donde todo es hipocresía, superficialidad y en el fondo del corazón es algo totalmente diabólico e impuro. Hermanos debemos amarnos conforme a la obra de Cristo en nuestros corazones y con las características que menciona Pedro:
- Sin fingir (no hipócrita) Sincero: Es un amor sin mezclas, es un amor que viene de la naturaleza de Dios, pues está en el corazón del creyente. Y aunque parezca ridículo e increíble para el mundo, los cristianos nos podemos amar así, la fuente del amor perfecto, del amor sin manchas, del amor verdadero nos ha capacitado para esto.
- Entrañablemente (Profundo): Esto no es superficial, no es periférico, se interioriza. Es un amor que va más allá, que no se conforma con un hola como estas, es un amor cercano, íntimo y que se prefiere antes que otras cosas quizás más interesantes.
- Con pureza desde el corazón (Con santidad): Este amor al que Pedro les manda debe ser puro. Sin ninguna doble intención, sin buscar algo, una recompensa, unos beneficios personales, pero también debe buscar el bien de la otra persona en toda santidad, debe ser un amor que este en constante ayuda para que la iglesia sea santa, sea apartada del pecado y honre al Señor y que disfrute del gozo de vivir en esa santidad y pureza.
En resumen Pedro desea que estos hermanos se amen, en sus respectivas iglesias tal y cual Pablo nada a los Romanos en el Capitulo 12
9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.
14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.
15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
El evangelio; Fuente del amor.
Y ésta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes.
La palabra que permanece para siempre, la palabra que ha de dar nueva vida, la palabra a la cual debemos obedecer día a día, la palabra que al ser obedecida produce purificación, es la palabra bendita y gloriosa del evangelio.
Hermanos es el evangelio el inicio de la vida cristiana, pero también es el motor de la vida cristiana. El evangelio, la buena nueva de salvación es poder de Dios para salvar, pero también es a través de lo que nuestras vidas se sustentan.
¿Qué es el evangelio?
El evangelio se puede entender en tres grandes áreas. Primero mirando a Dios, un Dios perfecto, bueno, justo, creador y dueño de todo. Este Dios ha sido escupido, ha sido desobedecido, ha sido objeto del desprecio de sus criaturas. Segundo mirando nuestra condición ante él, la cual es de culpables. Si hacemos un simple ejercicio podremos ver nuestra realidad ¿hemos mentido?, ¿robado?, ¿fornicado?, entonces estamos bajo la santa y justa mirada de Dios quien ha de condenarnos, sin embargo existe una buena noticia y es el tercer punto, existe una maravillosa noticia, Dios envió al mundo a su hijo, santo y perfecto, quien nos regala su justicia, quien pago en la cruz nuestra deuda y quien resucito regalándonos así una vida eterna a su lado. Todo esto gratis y solo por medio de la fe en la obra de Cristo.
Esto es el evangelio el justo hijo de Dios ofreciendo redención, perdón de pecados, a todos los que creen y se aferran a Él.
Esta palabra del evangelio es poderosa, es salvadora y es la que debe estar día a día en nuestras mentes y corazones, pues ella perdurara por siempre siendo así nuestra eterna consolación.
Al responder la pregunta de ¿cómo debemos vivir? Encontramos cuatro mandatos claro, el ultimo y que cierra este capítulo es el de amarnos los unos a los otros.
Para amarnos necesitamos claramente haber nacido de nuevo, tener ese nacimiento que viene de arriba, ese nacimiento que es producido por Dios en hombres perdidos, muertos en delitos y pecados, así estos hombres han de obedecer a su Señor y disfrutaran del hecho de tener un nacimiento que perdurara para siempre, pues ha sido efectuado con la palabra de Dios, con sus promesas las cuales son rocas firmes, son bases solidas y son eternas. Así y solo así el hombre tiene ahora los deseos de Dios, el deseo de amar a su prójimo, de entregar su vida en amor hacia el pueblo de Dios.
Si Dios es nuestro Padre, si hemos sido salvados por el evangelio poderoso de Cristo, debemos ahora amar a nuestros hermanos. Esta marca es una clara evidencia de quienes son hijos de Dios. Es un parámetro también para ver como esta nuestra piedad, nuestra devoción.
¿Has nacido de nuevo?, ¿deseas obedecer a la palabra de Dios? ¿Amas a la iglesia?, ¿te importan tus hermanos? Te invito a examinar tu vida a la luz de estas preguntas, a la luz de esta realidad en la cual Dios nos manda a vivir.
Si tu respuesta es negativa, si no amas a tus hermanos, si no deseas obedecer, si no te importa, déjame decirte que estas en contra del Señor, que estas bajo condenación, pero también déjame decirte que puedes venir hoy ante el Señor y pedirle que te salve, confesarle tus pecados y Él te sacara de muerte a vida, en su simiente, la cual es incorruptible, eterna.
Que nuestras vidas sean entonces muestras vivas del amor de Dios, que nuestra iglesia modele ese amor de Cristo, el mismo que con nuestras bocas profesamos.
Si amamos a Dios, amemos a su iglesia; nuestro hermanos.