Texto Base:
Juan 10:9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
El sermón se dividirá en tres puntos:
1. La condición de la ciudad, es la condición del ser humano
2. La promesa de la reconstrucción
3. Cristo es la promesa
1. Condición de la ciudad, es la condición del ser humano:
Como hemos visto a lo largo de la serie de Esdras y Nehemías el pueblo de Israel se encuentra en la dinámica de la reconstrucción, aprendimos la semana pasada sobre la forma de trabajar unánimes y los aspectos relevantes de la reconstrucción de los muros y las puertas. En esta ocasión nos concentraremos en lo que se construyó y el significado
para nosotros.
Si realizamos una observación a la ciudad tanto el templo, los muros, las puertas, la ciudad entera estaba en ruinas, dicha realidad esa es la condición del ser humano sin Cristo.
Esdras 9:9.
Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén.
Y vemos reflejado esta realidad en nuestra muerte espiritual:
Efesios 2:1 -3
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en
los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al
príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra
carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás.
Colosense 2:13.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
Tito 3:3.
Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
Ezequiel 16:6.
(a) Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres.
Charles Spurgeon nos habla acerca de la ruina del ser humano:
“Como compendio o resumen de las grandezas de la ley, recuerdo lo que dijo una vez un viejo amigo mío: “¡Ah! Predica las tres “erres” y Dios siempre te bendecirá.” Yo pregunté: “¿qué son las tres ‘erres’?” Y él me respondió: “Ruina, Redención y Regeneración.” Estas tres cosas contienen la esencia y el todo de la teología. “R” de ruina. Todos fuimos arruinados en la caída, todos nos perdimos cuando Adán pecó y todos estamos arruinados por nuestras propias transgresiones; todos estamos arruinado por nuestros corazones perversos, por nuestros malos deseos, y todos estaremos arruinados a menos que la gracia nos salve”
2. La promesa de la Reconstrucción:
Pero Dios prometió que restauraría la ciudad y cada una de sus partes:
Isaías 44:26.
Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré
Aquí está la confirmación de sus promesas a la Iglesia (Israel) y a Israel (Iglesia), mediante varios ejemplos de su omnipotencia; entre éstos la restauración de los judíos por Ciro. Esta restauración la realizaría Dios mismo, él inclinaría el corazón del Rey Ciro para restaurar a Israel (Iglesia) y el mismo proveería un Salvador para salvar a su Iglesia (Israel)
Ahora bien nadie tenía entrada a la ciudad, no había puertas ni muros, no había acceso a la ciudad de Dios, la palabra nos muestra que por allí entrarían los justos:
Isaías 26:2.
Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
Pero, no habían puertas, no había que abrir, no había acceso, no había posibilidad de resguardo, estaban a la deriva, no había seguridad de salvación. ¿Cómo era posible esta promesa? Además, encontramos lo siguiente en Isaías:
Isaías 56:5.
yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.
El mismo nos preparará un lugar, una casa, un muro, un nombre mejor, perpetuo, que no perece, desde las ruinas de nuestra vida él creara una nueva vida. Pero ¿Cómo Dios haría esto? ¿Cómo es posible esta promesa? Es más, el promete una ciudad Fuerte, desde las ruinas el creara una ciudad sólida, firme y que pondrá Salvación por muros y antemuro (doble contención)
Isaías 26:1.
En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.
Dios dispondría de los recursos para alcanzar esta meta, pero, nuevamente ¿Cómo lograría esta obra?
3. Cristo es la promesa
Observemos Nehemías 3:1
Nehemías 3:1.
Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel.
Hubo un sumo sacerdote que se levanto a reparar la puerta de las ovejas, fue el primero en unirse a la obra, Eliasib que significa “A quien Dios restaurará”, Dios uso un sumo sacerdote con este nombre para reforzar la idea de la restauración, él iniciaría la obra diciéndonos lo que prometí eso cumpliré, Fiel es Dios, el no nos fallará. Por otro lado, levantaron una puerta que contiene un significado especial, la puerta de las ovejas, por esta puerta es por donde transitaba el rebaño de ovejas de forma constante, y es la puerta principal, con ella se inicia y se termina la obra de reconstrucción de muros y puertas, además, el iniciar con este muro poseía un sentido estratégico, ya que para los enemigos era más fácil atacar por el lado norte de la ciudad, se debía defender esa zona de forma urgente. Entonces, Dios levanta un sumo sacerdote, ese sumo sacerdote inicia la obra, ese sumo sacerdote es figura de Cristo:
Hebreos 4:14.
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
Hebreos 7:26-27.
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre,
ofreciéndose a sí mismo.
Ningún otro sumo sacerdote pudo hacer esto, ni Hilcías, ni Joiada, ni Azarías, ni Josué, ni tantos otros pudieron edificar la puerta de la salvación, ni los muros de la Salvación, ni la ciudad de la salvación, Cristo es nuestro sumo sacerdote, primicia perfecta por los pecados de su pueblo.
Cristo no solo representa ese gran sumo sacerdote, sino también la misma puerta:
Juan 10:7 - 11.
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo:
Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que
por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Yo soy el buen pastor;
el buen pastor su vida da por las ovejas.
Él es la puerta de las ovejas, la puerta de la salvación, el muro que nos rodea, el sumo sacerdote que intercede por nosotros, él es quien dio su vida por sus ovejas. ¿Has entrado por esta puerta? ¿Puedes? ¿Deseas pasar por esta puerta? Miremos que nos dice Apocalipsis respecto a la entrada a la ciudad:
Apocalipsis 21:27. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
Otra mirada al salmo 24:
Salmo 24:3 -10.
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, El es el Rey de la gloria.
¿Quién podría entrar? ¿Quién podía cruzar? ¿Qué hombre en la historia de la humanidad pudo entrar por esas puertas? EL LIMPIO DE MANOS, CRISTO, EL DE CORAZON PURO, CRISTO, EL QUE NO ELEVO SU ALMA A COSAS VANAS, CRISTO, EL QUE NO JURO CON ENGAÑO, CRISTO!!! El cumplió, no mintió, el se humilló, murió en una Cruz por los pecados de sus ovejas, y pudo hacer camino para nosotros y dijo: Que se alcen esas puertas, que se alcen, que se abran esas puertas, porque el Rey de Gloria, Jesucristo, él entrará. El fuerte, el valiente, el poderoso en batalla, él entrara!!! El realmente traspasó los
cielos por nosotros, él realmente nos abrió un camino nuevo a la ciudad Santa:
Hebreos 10:19 - 22. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Querido hermano, querido amigo, acércate a los pies de Cristo confiadamente porque él ya abrió el sendero hacia el Padre, en plena convicción de fe, entra por la puerta de las Ovejas que es Cristo y podrás descansar, El nos salvará:
Ezequiel 34:22 -23.
Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.
Una de las características de las demás puertas descritas en Nehemías 3 es que poseían cerrojos y cerraduras, observemos:
Nehemías 3:3. Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.
Nehemías 3:6. La puerta Vieja fue restaurada por Joiada hijo de Paseah y Mesulam hijo de Besodías; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y cerrojos.
Nehemías 3:13. La puerta del Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos del muro, hasta la puerta del Muladar.
Nehemías 3:14. Reedificó la puerta del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos.
Nehemías 3:15. Salum hijo de Colhoze, gobernador de la región de Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó, la enmaderó y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque de Siloé hacia el huerto del rey, y hasta las gradas que descienden de la ciudad de David.
La puerta de las ovejas no tenía cerraduras y cerrojos, por motivo del tránsito constante, siempre estaba abierta:
Juan 6:37.
Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Hay acceso libre por quienes Cristo murió, él no te echará fuera, él no cerrara con cerrojo ni cerradura, él te recibirá con brazos de amor, tal cual como recibió el Padre al hijo prodigo, aún en tus ruinas, en tus sepulcros, en tus miserias, El te restaurará. Si estas en Cristo eres amado, si estas en Cristo eres acepto ante el Padre. Así como Dios movió el corazón de Ciro, de Artajerjes clama a él para que tu deseo sea pasar por la puerta de las Ovejas. Ven a Cristo:
Isaías 55:1 - 2.
A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
Juan 7:37.
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
Cerramos con el pasaje inicial de Efesios 2, volvemos al versículo 4 al 7:
Efesios 2:4 - 7.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Reflexión:
Cristo es la ciudad celestial ¿Habitas en ella?
Cristo es el muro ¿Estas rodeado por él?
Cristo es el sumo sacerdote ¿Es tu intercesor?
Cristo es la Puerta de la Ovejas ¿Has pasado a través de ella?
Cristo es el buen pastor ¿Eres pastoreado por él?
Cristo es todo ¿Tienes algo sin él?
Charles Spurgeon comenta lo siguiente:
“Consideremos las ilustraciones bíblicas de lo que es la salvación. Solo voy a mencionar tres. Noé construyó un arca, que era un tipo de la salvación; ahora, ¿Cuándo fue salvado Noé? Cristo ha construido el arca para nosotros, y no tenemos nada que hacer para construirla, pero ¿Cuándo fue salvado Noé? ¿Acaso dirá alguien: “Noé estuvo a salvo después de haber estado en el arca un mes, y después que hubo arreglado todas las cosas y estuvo preparado para el diluvio y sintió su peligro”? ¡No!, en el instante en que Noé atravesó la puerta, y el Señor lo encerró, Noé estuvo a salvo. Cuando había estado en el arca un segundo, estuvo tan seguro que cuando había estado allí un mes. Tomen el caso de la pascua ¿Cuándo estuvieron a salvo los judíos del ángel destructor que recorrió la tierra de Egipto? ¿Estuvieron a salvo después de que la sangre que fue rociada sobre la puerta hubo sido vista y considerada por una semana o dos? ¡Oh, no, amados!, en el instante en que la sangre fue rociada, la casa estuvo a salvo; y en el instante en que la sangre fue rociada, la casa estuvo a salvo; y en el instante en que un pecador cree y confía en el Hijo de Dios crucificado, es perdonado de inmediato y recibe plenamente la salvación por medio de la sangre de Cristo.
Un ejemplo más es la serpiente de bronce. Cuando la serpiente fue alzada, ¿Qué debían hacer los que habían sido mordidos? ¿Se les dijo que esperaran hasta que la serpiente de bronce fuera puesta frente a sus narices o hasta que el veneno de la serpiente mostrara ciertos síntomas en su cuerpo? No, se le ordenó que miraran. Ellos efectivamente miraban. ¿Acaso fueron sanados en un período de seis meses? No leemos eso, sino que tan pronto como sus ojos se encontraban con la serpiente de bronce, la curación era obrada; y tan pronto como tus ojos se encuentren con Cristo, pobre ser tembloroso, tu eres salvo. Aunque sólo ayer tuvieras unos sepulcros adentro, y estuvieras hundido hasta el cuello en el pecado, si miras esta mañana a mi Señor que una vez fue inmolado pero que ahora es exaltado, encontraras vida eterna”
Si entras por la puerta de la ovejas, saldrás de tus ruinas y hallarás pastos y al Buen Pastor Jesucristo.