Gedeón: El Vellón de la Fe (Jue.6:33-40)
John Wesley a sus 32 años era un misionero en Georgia. Sirviendo en una congregación, conoció a una joven llamada Sofía de la cual se enamoró e iniciaron un noviazgo. Pasó el tiempo y un dilema emergió en su corazón: ¿Era la voluntad de Dios casarse con ella? Para tomar esta decisión, él y un amigo, decidieron hacer un sorteo con tres piezas de papel que decían: "Casarse", "Durante este año no pienses en esto" y el último "No pienses más en esto". Su amigo hizo el sorteo y seleccionó: "No pienses más en esto". Wesley, desconsolado, consideró que era la voluntad de Dios terminar su noviazgo. Salió de EE.UU rumbo a Inglaterra y desafortunadamente escribió en su diario: "¡Arrebatado como un tizón del fuego!". Esta historia ilustra el mundo supersticioso del evangelicalismo actual. En lugar de apoyarse en la Palabra profética más segura, muchos confían en objetos “bendecidos”, buscan la voluntad de Dios en la “seudonumerología cristiana” o en eventos azarosos. La historia del vellón de Gedeón ha sido mal utilizada para justificar decisiones como las de Wesley entre tantas otras. Pero como veremos, esta historia no trata de un hombre supersticioso, ni atrevido u orgulloso; sino de uno necesitado de conocer más al Dios del Éxodo.
- El Dios Ayudador de Gedeón (vv.33-35)
Gedeón se ha hecho cargo de los enemigos internos, ahora debe ocuparse de los enemigos que están a su alrededor:
los Madianitas. Éstos, junto a sus aliados, los amalecitas y los hijos del oriente cruzaron el Jordán y se reunieron “
como un solo hombre” en el valle de Jezreel (v.16). Para entender el contexto, debemos recordar que los Amalecitas fueron enemigos históricos de Israel (Éx.17:8-16) y los
hijos de oriente eran hombres idólatras como los cananeos* (Gn.4:16; 11:2). Jue.8:10 nos dice que todo este ejército era alrededor de 135.000 hombres, eran como langostas y Jue.7:12 dice que sus camellos eran innumerables como la arena del mar. El enemigo frente a Gedeón era inmensamente superior en todos los términos:
recursos, soldados y logística militar. Pero frente a esta imponente fuerza, había un poder inconmensurablemente mayor del lado de Gedeón:
el Espíritu de Dios vino sobre él (v.34). Frente a lo grande e invencibles que puedan parecer nuestros enemigos y tentaciones no debemos olvidar: “
No es por fuerza ni poder, sino por Su Espíritu” (Zac.4:6). Notemos como la Trinidad actúa en esta obra redentora: el Padre envío al Ángel del Pacto y a Su Espíritu para capacitar a Gedeón, el Ángel del Pacto, Jesucristo preencarnado, le reveló Su nombre para consolarlo y nutrirlo de fe; y ahora el Espíritu dispensa de su gracia sobre Gedeón para revestirlo de poder y autoridad para realizar una hazaña extraordinaria:
vencer con unos pocos a un súper ejército. Cuando Dios salva, toda la Trinidad salva.
La palabra “
vino” (sobre Gedeón) en hebreo es labash que significa
vestir o cubrir (Gn.3:21; 20:28; Is.59:17). Dios cubrió a Gedeón de una
armadura invencible e invisible para derrotar a los Madianitas. En el nuevo pacto, debido a nuestra unidad inquebrantable por medio de la fe hemos sido: “
revestidos de Cristo” (Gá.3:27). Tenemos su
túnica de justicia (2 Co.5:21). El Apóstol Pablo nos llama a “
despojarnos del viejo hombre y
vestirnos del nuevo hombre” (Ef.4:22, 24; Ro.13:14). En Cristo, hemos sido declarados justos, pero experiencialmente
debemos despojarnos de cualquier vestigio de pecado y por medio de la fe hacer de la
Vida de Cristo nuestra vida,
hacer de Su Fuerza la nuestra para batallar espiritualmente y no proveer para la carne (Ef.6:11-12)*.
Gedeón investido del poder de Dios “
toca la trompeta” convocando al ejército de Israel. El sonido del “
shofar” les recordaba a los Israelitas que Dios del Éxodo era el Rey sobre toda la tierra (Sal.47:5), rememoraba en sus corazones el propósito de su estadía en Canaán:
expulsar a los idólatras y reclamar aquella tierra para su verdadero terrateniente. El ejército de Gedeón está compuesto por hombres de Manasés, Aser, Neftalí y Zabulón (v.35), pero los primeros en responder al llamado
son los Abiezeritas, su propia familia. Abiezer significa: “
Mi padre es ayuda”. El Señor en ningún momento ha dejado huérfano a Gedeón. Dios no solo capacita a los que llama, él también, a los que llama
ayuda (Sal.146:5). Debemos ver al pueblo de Dios
como la ayuda tangible de Dios para nuestra vida. Matrimonios, si tu cónyuge es creyente
es la ayuda idónea de Dios para tu vida (Gn.2:18), niños y jóvenes, si tus padres son creyentes, ellos son la ayuda de Dios para ti, si tienes el privilegio de ser parte de una Iglesia Local, tus hermanos son la
ayuda de Dios para tu vida (He.13:16). No existe, algo así, como un justo desamparado (Sal.37:25; Heb.13:5). Somos la familia de Dios llamada a recordarnos mutuamente que nuestro
Padre es nuestra ayuda (Ef.2:19)
- Un vellón, dos milagros (vv.36-40)
Dios ha revelado a Gedeón Su nombre:
Jehová Shalom, lo ha provisto de promesas, del poder del Espíritu y de un ejército. Pero aún hay dudas en él y le pide al Señor una señal: “
voy a poner un vellón de lana en la era. Si hay rocío solamente en el vellón y toda la tierra queda seca, entonces sabré que librarás a Israel por mi mano” (vv.36-37). Consideremos lo complejo de la misión de Gedeón: se enfrentará a un ejército de 135.000 hombres e Israel ha depositado su confianza en su liderazgo.
¿Quién no temblaría ante tal responsabilidad? El Espíritu Santo lo vistió con gracia, pero la gracia
no destruye quienes somos. Él toma nuestro temperamento y características particulares; y nos moldea a la imagen de Su Hijo
preservando y afinando nuestra personalidad. Gedeón no se transformó en Napoleón ni en un luchador de la WWF, aún conserva muchas de sus debilidades, y Dios soberanamente las utiliza, para que él siga dependiendo del Dios de paz y no de sus capacidades. Esa es la
gloriosa manifestación de la multiforme gracia de Dios, porque él no crea clones, sino siervos que son parte del gran diamante que Dios hace de Su pueblo, el cual, en cada ángulo y lado refleja a Cristo.
Ahora, ¿Qué hay de probar a Dios? ¿Es legítima la acción de Gedeón? Muchos han criticado su actuar, pero notemos que en ambas ocasiones Dios le responde
sin reproche. ¿Qué está sucediendo? En las Escrituras nos encontramos con el caso de Israel probando a Dios en el desierto, donde murmuraron y acusaron al Señor de sacarlos de Egipto para matarlos de sed (Ex.17:3); aunque habían visto su obra (Sal.95:9). De forma atrevida e insolente pidieron a Dios agua,
pero solo para satisfacer su necesidad. Por otra parte, Satanás pidió a Jesús una señal: “
Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan” (Lc.4:3). Israel no tenía la facultad de convertir la arena en agua,
pero Jesús si tenía el poder de convertir las piedras en pan. Pero lo que Satanás quería era hacer desconfiar a Jesús de la provisión de Su Padre y tomar el asunto por sus propias manos, tal cual paso en el desierto. Jesús respondió: “
Escrito está, No solo de pan vivirá el hombre” (Mt.4:4). El pan no es el sustentador del hombre, solo Dios es la única fuente indispensable para el bienestar de cada ser viviente. En ambos casos, vemos una negativa por parte del Señor.
¿Por qué la petición de Gedeón es legítima? Porque él no está buscando satisfacer una necesidad antojadiza como Israel, ni tienta a Dios como el acusador lo hizo.
Gedeón solicita ayuda al Señor para fortalecer su fe. Gedeón no cuenta con una Biblia ni con los sacramentos, que son medios usados por Dios para que nuestra fe sea fortalecida y nutrida. Juan Calvino comenta lo siguiente: “
Esto se hizo para ayudar y establecer su fe, fue un sacramento”
. Gedeón pide al Señor que le muestre que él no era una
fuerza de la naturaleza como los otros baales*,
sino un Dios soberano sobre las fuerzas de la naturaleza. Gedeón no está jugando con Dios, no busca pequeñas señales para tomar una minúscula decisión, sino una gran señal, de un gran Dios que posee una naturaleza más allá de la imaginación humana, para que así realizar grandes hazañas en pos de su gran Gloria. Gedeón no es sabio ni fuerte, pero su petición refleja exactamente lo que dice Jer.9:23-24: “
No se gloríe el sabio en su sabiduría, ni el poderoso en su poder, ni el rico en su riqueza; gloríate de esto: en conocerme y entenderme”. Si esta es también es tu sincera petición, el Señor estará complacido en revelarse a tu vida (Sal.34:8).
Gedeón, al igual que los hombres de Ofra se levantó temprano (v.28), pero no para adorar a Baal ni Asera, sino para ver la obra de Dios en aquel vellón, lo exprimió “
escurrió el rocío del vellón y lleno un tazón de agua” (v.38). En las Escrituras el rocío es usado como un símbolo de la bendición/gracia de Dios (Gn.27:28; Dt.33:28; Sal.133:3). Así, como el rocío saturo el vellón,
la gracia es capaz de llenar cualquier alma sedienta por el Dios vivo (Sal.42:2). Este evento está íntimamente relacionado a las palabras del Apóstol Pablo: “
Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Co.12:9). Gedeón pudo haber probado con un vellón de miles de toneladas y Dios lo hubiera llenado de su bendición igualmente, porque Su gracia es un océano infinito dispuesto para los débiles.
Gedeón, reverentemente se acerca a Dios nuevamente y le pide: “
No se encienda tu ira contra mí si hablo otra vez; te ruego que me permitas hacer otra vez una prueba con el vellón; que ahora quede seco el vellón y haya rocío en toda la tierra” (v.39). En esta segunda petición se invierte el orden. Es un milagro más complejo, porque la lana naturalmente
es un absorbente de la humedad. Esto no nos debe conducir a la equivoca idea que Dios nos da de su gracia porque tengamos alguna
actitud natural en nosotros para recibirla:
Su Gracia, como Su Espíritu, son libres*. Él no está obligado a obrar según alguna regla elaborada por nosotros. Como el viento que sopla a donde quiere, así obra Dios y nadie puede obstaculizarla.
Nuestro mayor esfuerzo o celo es en vano si él no está con nosotros (Jn.3:8; Ro.9:16).
En esta segunda petición vemos en acción la paciencia de Dios. No hay reproches ni amenazas. Podemos palpar Su amor paciente hacia Gedeón (1 Co.13:4). ¿Cuántos de nosotros hubiéramos desechado a Gedeón ante esta segunda petición?* ¿Qué hacer con nuestros hermanos menores, débiles en la fe? El Apóstol Pablo no nos dice: “
deséchalos”; sino: “
sostengan a los débiles y sean pacientes con todos” (1 Tes.5:14). Gedeón es un nuevo creyente, pero aún hay ignorancia, debilidad y temores en su vida. Y en su condición, Dios no lo deja solo. De la misma manera, hay hermanos que necesitan ser sostenidos y tú debes apegarte a ellos como el Señor se apegó a ti. En lugar de ser pacientes muchas veces nos irritamos por tonterías y nos olvidamos lo paciente que el Señor ha sido con nosotros, olvidamos las veces que hemos cantado: “
paciente me aguarda en mi desviar”*. Es el amor de Cristo nos debe apremiar a amar, discipular y enseñar otra vez*. No todos dan grandes zancadas en la senda del “
vivir por fe”, hay Gedeones que necesitan de ti y un día verás las grandes hazañas espirituales que harán en las fuerzas de aquel que nos sostiene a todos.
El Señor concedió la petición a Gedeón (v.40). En esta segunda señal el milagro nuevamente está en el vellón. Notemos que es el
mismo vellón, pero su naturaleza
absorbente ha sido cambiada. El Dios del Éxodo está demostrando que es el DIOS SOBERANO sobre los elementos de la naturaleza. Su gracia infinitamente creativa siempre es capaz de crear algo nuevo,
como un vellón de lana impermeable (Is.43:19). Dios es capaz de llenarnos de Su gracia y también transformar la esencia misma de las cosas POR GRACIA. El vellón era el mismo, pero al mismo tiempo era
un vellón único en su clase. Gedeón, en un sentido seguía siendo el mismo de aquel lagar, aún conservaba temores en su corazón, pero al mismo tiempo, ya no era el mismo
incrédulo idólatra de antes, el Señor estaba haciendo algo nuevo en su vida. De la misma manera cuando conocemos al Señor, en un sentido seguimos siendo los mismos, conservamos nuestros nombres, personalidades, temores y heridas del pasado, pero el Señor es capaz de hacer algo nuevo en nosotros:
hacernos NUEVAS CRIATURAS (2 Co.5:17). El viejo Gedeón del lagar, poco a poco está quedando atrás, un hombre nuevo, el héroe de la fe está emergiendo saturado de Gracia. De la misma forma, antes eras un simple vellón en la “
era” de este mundo, pero fuiste escogido por Gracia, has sido saturado con toda bendición espiritual en Cristo y estás siendo transformado a Su imagen. Él ha comenzado una obra en ti y la culminara (Ef.1:6). La nueva vida en Cristo es imparable e incontenible,
él cumplirá su propósito en ti. Ambas señales nos muestran la obra de Dios en nuestras vidas, como dijo Thomas Fuller: “
Los milagros de Dios son capaces de ser invertidos y verse tan gloriosos de una manera como la otra”.
- Hacia una fe sin vellón
El vellón de Gedeón NO ES una enseñanza normativa para nosotros, fue una experiencia única para capacitar a este héroe de la fe. No podemos ni debemos pedir señales de esta naturaleza, porque nuestra fe está mejor informada que la fe de Gedeón:
“Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras* a los padres por los profetas*, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo” (He.1:1-2). En el Antiguo Pacto Dios hablo por medio de sueños, voz audible, símbolos, el urim y el tumim, milagros como el vellón y por los profetas. Toda esta revelación preparo el camino al Nuevo Pacto, el cual es la
consumación del Antiguo. El Hijo no vino a corregir la revelación anterior, sino a cumplirla y llevarla a su florecimiento y eclosión plena (Mt.5:17). Los dos testamentos tienen origen divino, ambas se complementan, pero el nuevo tiene primacía, pues revela a Nuestro Señor Jesucristo; quien no solo es EL PROFETA, es la persona divina que nos habla, el pináculo de la revelación. Debemos entender que “
la historia de la revelación divina es una historia de progreso hasta llegar a Cristo, pero no hay progreso más allá de él”
. Es decir, no podemos volver a las sombras del Antiguo pacto,
no podemos buscar la voluntad de Dios en vellones modernos* (Sal.16:5).
Los creyentes del Nuevo pacto no requieren acercarse a un “
vellón sin fe”, sino acercarse al Señor por medio de la “
fe sin vellón”. Al igual que Gedeón debemos rogar por una gran perspectiva del Dios vivo y verdadero revelado en las Escrituras. La fe de Gedeón nunca estuvo puesta en el vellón, sino en el Dios dador de toda Gracia. De la misma forma nuestra confianza debe estar puesta en Jesús. ¿Cuál es la voluntad de Dios para tu vida? “
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final” (Jn.6:40). Mirar al Hijo, creer en el Hijo, es lo único que necesitas para ser salvo. Gedeón miro el vellón lleno de rocío y fue fortalecido, de la misma manera debes ver a Jesús como el Verbo de Dios, que se encarnó y camino con nosotros
lleno de gracia y verdad. Gedeón miró el vellón impermeable, sin rocío y fue fortalecido, de la misma forma debes ver a Jesús como aquel hombre sin pecado (impermeable al pecado), que vivió la vida perfecta que no podías vivir. Mira a Jesús y aférrate a él como Gedeón se aferró a aquel vellón.
Todos peregrinamos en la senda del “
vivir por fe” y al igual que Gedeón podemos pedirle sinceramente, no una, ni dos, sino las veces que sea necesaria: “
Señor,
creo ayuda a mi incredulidad” (Mr.9:24). En nuestro corazón aún puede convivir la fe y la incredulidad, pero la fe que nos ha sido dada, por más pequeña que sea, debe ser utilizada. Esa fe débil, temblorosa, quizás llena de dudas, es una fe victoriosa si está en objeto correcto:
Jesús. No debemos esperar a que nuestra fe sea grande, perfecta ni poderosa, sino aceptar
que no lo es, reconociendo nuestra debilidad (Mt.17:20). Una fe débil, pero verdadera puede ser usada por Dios para vencer toda
tendencia de incredulidad en nuestros corazones* (He.3:12). Jesús es el autor, perfeccionador y consumador de nuestra fe (He.12:2). Él es quien nos abre la puerta de la fe, quien nos sostiene en la senda fe hasta nuestra entrada triunfal en Su reino eterno. Ninguno de los que han creído en el Hijo han sido avergonzados ni decepcionados, nadie quedará extraviado, inmovilizado u olvidado. Jesús le dijo a Pedro: “
he rogado por ti, para que tu fe no falte” (Lc.22:32). De la misma forma él intercede ante nuestro Padre celestial para que no desmayemos (Ro.8:34). Concluyamos leyendo Ro.5:1-2:
“
Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”.