Por Álex Figueroa

«La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. 3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca» Ap. 1:1-3.

Ciertamente el libro de Apocalipsis suele percibirse como rodeado de una niebla misteriosa, lleno de figuras difíciles de descifrar, de profecías terribles, de mensajes aterradores, de criaturas extraordinarias y de imágenes que llaman nuestra atención y curiosidad, pero que a la vez nos parecen que su comprensión está reservada para los eruditos, gente muy estudiosa que se ha dedicado años a comprender este libro, y que admiramos por su conocimiento inalcanzable.

Muchos huyen de predicar este libro, incluso algunos comentaristas de la Biblia nunca llegaron a comentarlo, y algunos cristianos no se atreven a leerlo por temor a no entenderlo o por miedo de entenderlo. En el otro extremo, muchos otros, movidos de una osadía casi insolente se aventuran a adentrarse en las profundidades de Apocalipsis sin tener mayor conocimiento del resto de la Biblia. Rápidamente se envanecen y no pasa mucho tiempo para que hagan del resto de la Biblia un simple agregado del Apocalipsis, al cual ven como el libro principal y a través del cual interpretan todos los demás.

Por otra parte, es un libro que se asocia a grandes polémicas, ya que si pasajes de la Biblia que son bastante más claros en su lectura dan origen a enormes controversias teológicas, ¿Cuánto más este libro, escrito en un género distinto y con un lenguaje tan distinto a lo que estamos habituados?

Por lo mismo, es preciso detenernos un momento para hacer una introducción a este libro, aclarando algunas cosas sobre él y sentando bases que será necesario tener presente durante toda esta serie de predicaciones, ya que de otra manera no comprenderemos en absoluto el mensaje que el Señor ha querido entregarnos con este libro.

Aquí debo agradecer al Señor por el comentario de Simón Kistemaker, que ha servido de referencia muy útil para la elaboración de este mensaje de introducción.

Qué es el Apocalipsis

No es un mensaje simplemente humano, una ocurrencia del ingenio de Juan o algún otro escritor que quiso robar su nombre. Tengamos en cuenta que aquella época fue muy fértil en literatura apocalíptica. Pocos siglos después del período de los Apóstoles, comenzaron a aparecer libros como El Apocalipsis de Pedro, El Apocalipsis de Esteban y El Apocalipsis de Tomás, siendo estos dos últimos de autores gnósticos. Antes se habían escrito otros libros en este género, como el Apocalipsis de 1 Enoc, 4 Esdras y 2 Baruc, todos ellos considerados apócrifos, falsos, no inspirados.

Pero el Apocalipsis de Juan es un mensaje que el Señor nos da a través de Jesucristo, y así fue reconocido por la Iglesia, a diferencia de lo que ocurría con los otros libros que mencioné, que fueron rechazados como no inspirados. Alguien podrá decir aquí: “pero toda la Biblia es el mensaje que el Señor nos quiere entregar”, lo cual es cierto, pero si nos fijamos en el comienzo de este libro, veremos que aquí el Señor declara de una manera explícita que se trata de la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que han de suceder, que a su vez fue entregada por un ángel a Juan, quien la dejó inmortalizada en un texto para las generaciones posteriores.

Es más, la palabra griega apocalypsis significa precisamente eso, “revelación”, o “lo que se está descubriendo” (en el sentido de quitar el velo), por lo mismo encontramos en las Biblias de habla inglesa que a este libro se le denomina Revelation, y esto siguiendo la tradición de los libros antiguos de nombrar al libro según la primera palabra significativa que aparezca en él.

Tengamos en cuenta además que el v. 3 llama bienaventurados a quienes leen y oyen las palabras de esta profecía, y que guardan las cosas que están escritas en ella. En el v. 1 afirma que se trata de cosas que sucederán «pronto», y en el v. 3 se enfatiza la idea diciendo que «el tiempo está cerca», por lo mismo quien pone atención a este libro y se esmera por guardar lo que él indica, es considerado dichoso.

Siendo un mensaje de Dios, es decir, un libro inspirado, no debemos acercarnos a él con morbo sensacionalista, ni con una disposición esotérica de encontrar en él oráculos o designios que aterroricen a los cristianos, ni tampoco debemos estudiarlo para lucir nuestro conocimiento personal y nuestra capacidad para entender cosas que otros no pueden.

Apocalipsis tampoco es una cronología exacta de los hechos que ocurrirán, ni un relato detallado de acontecimientos al estilo de la crónica de un diario o un reportaje. Este libro revela un gran cuadro en el que Cristo y Satanás se enfrentan, pero no como dos fuerzas iguales, sino que en todo momento mostrando a Cristo como el seguro vencedor, como el Rey victorioso. De este gran cuadro, se desprenden escenas, descripciones de escenarios que se presentarían pronto, según el v. 1 y el v. 3 ya analizados. Pero todas esas escenas deben apreciarse como formando parte de este gran cuadro, de otra manera se perderá todo el sentido de lo que dicen.

Género literario

Debemos tener en cuenta, como esbozamos anteriormente, que el Apocalipsis está escrito en un género literario especial, que es precisamente el género apocalíptico. Mientras los griegos preferían el uso de conceptos abstractos con un significado preciso, los judíos y el resto de los orientales recurrían a figuras para explicar lo que querían decir de una manera más clara. De ahí que en los salmos se describa a Dios como “roca”, “castillo”, “fortaleza”, términos que deben ser tomados en conjunto y no cada uno en particular. El uso de este recurso se intensifica en el género apocalíptico.

En ocasiones Juan interpreta los símbolos (estrellas, candeleros, serpiente, mar), pero en otras ocasiones es necesario leer libros adicionales de la Biblia para entender a qué se está refiriendo.

Por lo mismo, el que quiera acercarse al Apocalipsis como si estuviera escrito en el mismo género que las Epístolas de Pablo o los Evangelios, terminará llegando a un puerto muy distinto. No todo lo que dice el Apocalipsis es figurativo, hay partes que el mismo contexto nos lleva a considerar como literales, pero debemos apreciar que en general nos encontraremos con muchas figuras, imágenes y símbolos que debemos interpretar como tales, y no literalmente.

Lo que se hacía con este tipo de relatos llenos de imágenes y símbolos no era ocultar realidades ni hacerlas más confusas, sino que se enfatizaba lo que se estaba relatando, se realzaba, se le daba una representación, un significado gráfico casi como si se tratara de una pintura.

  • Números

Así, por ejemplo, vemos que suelen utilizarse números para reflejar realidades, y pocas veces se utilizan de manera literal. Por ejemplo, el 7 se relaciona con la perfección, el carácter completo, comprensivo o total de una cosa. Esto se refleja en las 7 iglesias, las 7 estrellas, los 7 espíritus, los 7 candelabros, los 7 sellos, las 7 trompetas, etc. El 7 no solo se usa de manera explícita, sino también implícita:

«El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza» Ap. 5:12 «La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén» Ap. 7:12

En estos pasajes se mencionan siete atributos del Señor, que se mencionan para alabarlo.

Por otra parte, el 4 es el símbolo de la creación: 4 vientos, 4 direcciones de la tierra, 4 ángeles. También se da en forma implícita:

«… nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación» 5:9 «… Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes» 10:11

El 3 es el símbolo de lo divino, Padre, Hijo y Espíritu Santo; Santo, Santo, Santo; el que era, el que es y el que vendrá (4:8). El 10 indica lo completo, y el 12 es el número utilizado para referirse al pueblo de Dios.

  • Contrastes

El Apocalipsis está lleno de contrastes, el mayor de ellos está dado por el cuadro general de la batalla entre Cristo y Satanás, la luz y la oscuridad, la vida frente a la muerte, el cielo frente al infierno.

Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo (1:4,5), mientras que Satanás se presenta como el diablo, la bestia y el falso profeta. Dios se presenta como «que es y que era y que ha de venir» (1:4), pero satanás se presenta como «era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición» (17:8).

Este contraste se refleja en todo el libro. Los creyentes reciben el sello del Dios vivo en la frente (7:2-3), mientras que los incrédulos tienen la señal de la bestia en la mano derecha y en la frente (13:16).

  • Énfasis

Es sabido que en tiempos bíblicos, se utilizaba la repetición cuando se quería enfatizar algo. Así, Jesús decía «Simón, Simón» (Lc. 22:31), y con frecuencia en un mismo pasaje repetía la misma idea de distintas formas, agregando nuevos elementos o enfatizando otros en cada repetición.

Así por ejemplo dice: «Ha caído, ha caído la gran Babilonia» (18:2), o cuando habla a la iglesia de Pérgamo, los reprende por aceptar a los de la doctrina de Balaam y a los nicolaítas, pero no se refiere a dos tipos de personas, sino al mismo grupo pero con distintos énfasis en cada figura que utiliza.

Juan además suele narrar en Apocalipsis el mismo hecho pero con distintas figuras, sin intentar hacer una progresión cronológica (p. ej. huida de la mujer al desierto en cap. 12).

También vemos que se utilizan paralelismos en base al número 7. Tenemos las cartas a las 7 iglesias, las 7 trompetas, los 7 sellos, las 7 copas, y estas 3 últimas terminan con la consumación de todo. Por lo mismo vemos que el autor ofrece visiones diferentes de los mismos eventos, con énfasis distintos en cada caso.

  • Símbolos

Ya hemos dicho algo de esto, pero vale la pena mencionar algo más.

La Biblia suele utilizar símbolos de la naturaleza, como el árbol de la vida que aparece en el Génesis (Gn. 2:9) y vuelve a ser mencionado en Apocalipsis (2:7; 22:2, 14, 19). También se menciona el viento (6:13), el terremoto (8:5), el fuego devorador (8:7), el mar (4:6), el río de agua de vida (22:1), etc.

También se utilizan nombres que tienen que ver con la función o posición que desempeñó esa persona. Por ejemplo, Moisés y Elías en la transfiguración (Mt. 17:1-8) tienen que ver con la ley y los profetas. Adán como padre de la raza humana por quien entró el pecado, Abraham como padre de la fe, Balaam como símbolo del engaño y la corrupción religiosa, Jezabel como la inmoralidad sexual, Sodoma y Egipto como símbolos de inmoralidad y esclavitud, el Monte Sión como la morada celestial del pueblo de Dios.

Vemos a su vez que se recurre a colores, donde el blanco tiene que ver con la santidad, pureza, triunfo y justicia. Por eso Jesús aparece como vestido de blanco resplandeciente, y las ropas de los santos en el cielo son blancas (4:4, 6:11). Es el color del Trono de Dios (20:11). El rojo es el color de la guerra (6:4), el negro es el color del hambre y la muerte (6:6), el púrpura se relaciona con la riqueza (18:16), y el dorado con la perfección del cielo (21:18).

También se recurre a criaturas para graficar ideas, como el caballo, el Cordero, el león (fauces devoradores), oso (fuerza de las patas), leopardo (velocidad), etc.

Debemos decir aquí que aunque frecuentemente se utilice este lenguaje simbólico, no todo lo que dice Apocalipsis es simbólico o alegórico. El estudio cuidadoso del contexto a la luz del resto de las Escrituras nos dirá si el pasaje está hablando en términos literales o figurativos.

Vínculo con el resto de las Escrituras

Juan escribe el Apocalipsis teniendo en mente en todo momento el Antiguo Testamento. Mucho de su simbolismo proviene de estas Escrituras, de libros como Génesis, Daniel, Zacarías, Ezequiel e Isaías. De acuerdo a un recuento citado por el comentario de Simón Kistemaker, los 404 versículos del Apocalipsis contienen unas 500 alusiones al Antiguo Testamento, ya que frecuentemente hay más de una por versículo. Por ejemplo:

«He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén» 1:7 (Dn. 7:13; Zac. 12:10) «¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado» 15:4 ( Jer. 10:7; Sal. 86:9).

De hecho, Juan alude a todos los libros del Antiguo Testamento, con excepción de Rut, Eclesiastés y Hageo.

Lo mismo ocurre con el Nuevo Testamento, ya que podemos encontrar alusiones a los evangelios y las epístolas en todos los capítulos del Apocalipsis, lo que demuestra que está profundamente entrelazado con todo el resto de las Escrituras.

Es además un libro profundamente doxológico, es decir, contiene numerosas alabanzas e himnos basados en las Escrituras, como los de las cuatro criaturas vivientes (4:8), los veinticuatro ancianos (4:10-11), la gran multitud (7:10), los ángeles, ancianos y criaturas (7:12), etc.

Testimonio externo

Apocalipsis no sólo ha generado diversos retos de interpretación, sino que también se ha dudado de quién es su autor y de cuándo fue escrito. No entraremos en esas discusiones ya que exceden al propósito de este mensaje introductorio, pero baste decir que autores de los primeros siglos como Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Melitón obispo de Sardis, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Jerónimo e Hipólito reconocen al Apóstol Juan como autor de este libro.

Aunque algunos dudaron, fue incluido en las listas más importantes que reunían a los libros reconocidos como inspirados del Nuevo Testamento, incluyendo la elaborada por Atanasio.

La mayor parte de la evidencia va en el sentido de que Apocalipsis se escribió después del año 90 d.C., siendo el último libro en escribirse de toda la Biblia. Esto considerando también sus cartas a las iglesias, donde parece hablar a una segunda generación de creyentes, sabiendo que iglesias como la de Esmirna se establecieron después del año 65, pero aquí ya se le habla como una iglesia asentada.

Formas de Interpretación

Debemos decir aquí que hay 4 escuelas principales, aclarando que hay escuelas intermedias que mezclan aspectos de dos o tres de estas escuelas principales.

  • Preterista

En términos simples, afirma que todo lo que se menciona en el libro de Apocalipsis se cumplió en el siglo primero, en la época en que Juan escribió el libro y los años inmediatamente posteriores.

Una corriente dentro del preterismo desprecia las Escrituras y duda de su inspiración, mientras que otra intenta genuinamente interpretarlas como Palabra de Dios.

El problema de esta visión es que descuida el aspecto de predicción que tiene la profecía. La consecuencia es que este libro para la iglesia tiene una importancia meramente literaria, secundaria, y no estaría dirigido a la iglesia en todos los tiempos.

Algunos afirman que esta interpretación nació en el seno del catolicismo para oponerse a la interpretación reformada que sostenía que el Papa era el anticristo.

  • Historicista

Sostiene que el Apocalipsis contiene un resumen conciso de la historia de la Iglesia desde Pentecostés hasta el fin de los tiempos, narrando los hitos que de esta historia en forma cronológica, entremezclando eventos de la historia secular con la religiosa.

Así, Joaquín de Fiore a fines de los 1100 creyó que la bestia que salía del mar era el Islam herido por las cruzadas, y los Franciscanos de Paris creyeron más de un siglo después que el anticristo sería un pseudopapa. Podemos ver visos de esto cuando los reformadores identificaron al anticristo con el pontífice de Roma.

El problema es que Apocalipsis no presenta los hechos de esta manera. El género histórico es distinto del apocalíptico. Además, genera frecuentemente el error de querer determinar la fecha de estos eventos y del día final, y suele olvidar a la iglesia de Oriente, centrándose en lo que ocurre en Occidente.

  • Futurista

Afirma que la mayor parte de Apocalipsis, es decir, desde el cap. 4 en adelante, se refiere a eventos que tendrán lugar en el futuro, cuando llegue el fin de los tiempos.

Es la interpretación predominante hoy en día en la iglesia evangélica, por influencia del dispensacionalismo. Muchos afirman que el futurismo, tal como el preterismo, se ideó en la iglesia católica para rebatir la afirmación de los reformadores de que el Papa es el anticristo y la Iglesia Católica Romana corresponde a la gran ramera de Babilonia. Su formulación se atribuye a un teólogo jesuita chileno de apellido Lacunza (1731-1801).

Su mayor problema es que la mayor parte del Apocalipsis no tendría nada que decir a la iglesia contemporánea. Por el contrario, la forma en que está escrito el apocalipsis da cuenta de un mensaje para la iglesia en todo el mundo y en todas las épocas. Contiene consuelo y esperanza para le pueblo de Dios en todo lugar y tiempo.

  • Idealista

Sostiene que el Apocalipsis es un libro lleno de principios que contrapone la victoria de Cristo y su pueblo con la derrota de Satanás y aquellos que lo han seguido. Ve al Apocalipsis no como una simple historia de eventos que ocurrieron en el pasado, ni como una mera profecía de eventos futuros, sino como un libro que llena al pueblo de Dios de consuelo y motivación para perseverar hasta el fin, siendo aplicable a los cristianos de todas las generaciones y de cualquier lugar geográfico; sabiendo que el triunfo ya ha sido garantizado y anunciado.

Por el Apocalipsis aprendemos que Dios tiene en estima la muerte de los santos, que escucha sus oraciones y su clamor por justicia, que está en control de los eventos mundiales, que el Señor ve las lágrimas de los suyos y las secará de sus rostros; y que Cristo reina sobre todas las cosas y vencerá finalmente con poder.

Lo que importa de acuerdo a esta corriente no es saber el tiempo cronológico de los acontecimientos, sino los principios permanentes que nos permiten enfrentar cualquier situación de acuerdo a la Palabra de Dios, siendo un mensaje universal y permanente.

Algunos de los exponentes de esta corriente descuidan el elemento histórico y el profético. Debemos tener cuidado de no desatender ningún elemento de esta revelación. La mejor versión de esta corriente, presenta las profecías de Apocalipsis como cumpliéndose progresivamente, teniendo un cumplimiento inmediato en el tiempo de Juan, otro manifestado en la historia de la iglesia, hasta llegar a la consumación final donde se cumplirá la profecía definitivamente.

Reflexión Final

Habiendo visto estos elementos, nos quedan algunas consideraciones para una segunda parte.

Ahora podemos leer los vv. 4-8. Vemos que al dirigirse este mensaje a las 7 iglesias, en ellas se representa a la Iglesia universal en todo tiempo y lugar. Cada congregación que existe y que ha existido puede verse reflejada en una o más de estas iglesias de Asia Menor.

Y este mensaje viene del Señor mismo y se trata de Él. Estos versículos son reveladores. Comienza hablando del Padre y del Espíritu, y luego de Cristo.

Todo lo que estudiamos hoy no es para aumentar un conocimiento muerto y sin utilidad práctica. Lo que hemos visto es para poder comprender mejor al Señor, al Alfa y Omega, principio y fin, el que es, que era y que ha de venir.

Se trata de amarlo sobre todas las cosas, de creer en su Palabra, de rendirnos ante este Rey eterno y soberano que domina sobre todo y que conquistará y vencerá sobre todos sus enemigos. Este Rey está anunciando su victoria de antemano. ¿Cuántos reyes terrenales querrían hacer eso? Muchos gobernantes llamaban a profetas y sacerdotes para que les anunciaran su victoria en la batalla, querían que los dioses confirmaran su victoria, anunciaran su triunfo. Pero este Rey, Él mismo anuncia su victoria, detalla cómo se producirá su conquista, porque Él está en control de todas las cosas y hará que todo lo que ha anunciado se cumpla sin que falte ni un punto ni una tilde.

¿Entiendes de qué se trata esto? ¿Entiendes de qué se trata todo? Este libro es la consumación de la revelación, con este libro fue el último documento inspirado por Dios, y cuenta la culminación de todas las cosas, a lo que debemos estar muy atentos. Pero de nada sirve si no has hecho lo más básico, que es creer en este Rey, reconocer que Él es soberano sobre todas las cosas y que tu vida le pertenece.

Él, que tiene las llaves de la muerte y del Hades (v. 18), es el único que puede darte vida, el único nombre dado a los hombres para salvación. Cree en Él y prepárate para ir a su encuentro. Estas cosas han de suceder pronto. Están sucediendo, y su cumplimiento se acerca. Ven, Señor Jesús.